jueves, 31 de julio de 2014

Mi colapso y yo: descendiendo, poco a poco



Queridos lectores,

Vivimos un año de tregua en el CSIC. Después de la crítica situación del año pasado, que nos situó a un paso de la quiebra, el Gobierno nos "rescató" (del problema presupuestario que el propio Gobierno había originado) en el último momento y con esos 70 millones extra pudimos mantener la actividad y compensar parte de nuestras deudas. Parte, que no todas, porque de ser un organismo muy puntual en el pago hemos pasado a tener una cierta (aunque no muy grande) demora en el pago a proveedores; eso supone una cierta deuda corriente que puede ser mantenida indefinidamente en ese estado en tanto en cuanto los ingresos (y los gastos asociados, pues no somos una entidad con ánimo de lucro) se mantengan.

Justamente mantener los ingresos es uno de los nubarrones que se están formando en nuestro horizonte.

Difícil con una cantidad de personal decreciente: partiendo de algo más de 14.000 trabajadores en 2008, el CSIC cuenta ahora con unos 11.000. Se cubren sólo el 10% de las plazas de investigadores que se jubilan, pero las de personal de administración o de los servicios técnicos no se cubren en absoluto. Al descender los ingresos por proyectos los becarios se van, algunos sin haber acabado la tesis, otros acabándola rápidamente y con la misma celeridad marchándose al extranjero. Los posts-docs (una persona pertenece a esa categoría indefinida desde que termina el doctorado hasta que consigue un contrato o plaza que permita llamarle de otra manera) huyen también en masa (en mi instituto a veces se reúnen en corrillos para comentar a dónde se van unos y otros). Y últimamente son los propios investigadores de plantilla los que se van; compañeros míos, asqueados por la indolencia y la mediocridad de nuestro sistema, son un día tentados por una buena oferta en el extranjero y tras dudarlo un poco (o no) aceptan dejar atrás esta miseria e irse, por ejemplo, de jefe de departamento en una prestigiosa universidad americana. Los que se van son, obviamente, los más brillantes y que no tienen ataduras sentimentales (¿de qué otro tipo podrían ser?) con España. Sin ser yo mismo nada del otro jueves, el año pasado recibí una propuesta formal para irme a Francia que decliné cortésmente aunque no cerré la puerta del todo, pues nunca se sabe si aquí las cosas se complicarán tanto como para que realmente no me interese irme.

Pero, ¿qué está pasando? Si nos rescataron y si el Estado ha aumentado su dotación al CSIC este año, ¿por qué se produce este declive de actividad? Para entenderlo, hay que entender cómo funciona la financiación de la ciencia en España.


La actividad científica en el sector público en España se financia de diversas maneras, siguiendo un esquema perfectamente asimilable al de otros países occidentales. Podemos decir que la financiación consta de cuatro vías principales, ordenadas por su importancia económica.

La primera de estas vías consiste en los sueldos del personal fijo en las instituciones de investigación y en las universidades, y algunos gastos de infraestructura elementales. Eso permite tener una actividad investigadora muy básica, pero lógicamente no paga nuevo equipamiento ni reactivos ni personal en formación o especializado ni campañas de campo.

La segunda vía de ingresos es a través de las convocatorias públicas de proyectos de investigación: las diferentes administraciones, desde las autonómicas hasta las europeas, sacan periódicamente convocatorias; los investigadores elaboran sus ideas sobre qué merece ser investigado y por qué creen que se debe investigar; preparan un dossier, típicamente de varias decenas de páginas de extensión, que envían a la agencia financiadora; la agencia financiadora los hace evaluar por expertos externos y finalmente unos pocos proyectos resultan escogidos y son financiados, a veces por medio de subvenciones a fondo perdido, a veces pagando un porcentaje de los gastos presupuestados y a veces - las menos - como créditos reembolsables. Con este dinero se puede comprar todo el material que hace falta para investigar, contratar personal en formación o especializado que no hay en el centro, se mantienen laboratorios, etc. Siguiendo la práctica contable común en todo Occidente y reconocida por las administraciones financiadoras, una parte del dinero recibido (generalmente el 20%) se usa para cubrir los costes indirectos (los servicios de administración, la luz y el agua, el teléfono, el mantenimiento de la infraestructura). Estos costes indirectos son fundamentales para mantener los centros de investigación en marcha, ya que sin ellos los servicios indispensables para el mantenimiento de la actividad dejarían de funcionar y todo se pararía (e.g., si no pagamos la luz o si no reparamos equipos e incluso edificios).

La tercera vía de financiación es a través de contratos con empresas. Algunas veces las empresas tienen necesidad de realizar ciertos estudios previos al inicio de alguna actividad pero no tienen capacidad técnica para hacerlo y recurren a los científicos. Al ser centros públicos no existe beneficio empresarial y nuestros precios son relativamente bajos, pero obviamente no podemos ofrecer servicios que ya los ofrezcan otras empresas porque sería competencia desleal. Al ser un trabajo por encargo, aquí el científico no decide qué estudiar, pero eso no sustrae interés al trabajo realizado. También aquí se cobran costes indirectos.

Y la cuarta vía consiste en los convenios con la Administración, que funcionan de manera similar a los contratos con empresas aunque se paga bastante menos porque a fin de cuentas los científicos de las instituciones públicas forman parte de la Administración.

Cabe mencionar una quinta vía, la de la explotación de los resultados de la investigación (patentes, transferencia del conocimiento) pero las estructuras administrativas españolas son muy rígidas y sacar provecho de esta vía requiere un esfuerzo ímprobo que no siempre se consigue llevar a buen puerto (afortunadamente la cosa va evolucionando lenta aunque positivamente); todavía hoy, el peso de esta vía de financiación es pequeño y en no pocas ocasiones los beneficios de la explotación de los resultados de la investigación, que el sistema de ciencia española genera en mucha mayor medida de lo que muchos creen, los acaba capitalizando una empresa ajena al sistema científico y en ocasiones sin haber contribuido en absolutamente nada al desarrollo explotado.

Como digo, estas vías de captación de recursos son completamente análogas en España y fuera de España. Contrariamente a la percepción de gente ajena a este mundo, la menguante ciencia española no "vive enganchada de la subvención pública", porque los proyectos de las convocatorias competitivas de la Administración requieren un gran esfuerzo, primero para obtenerlos y después para gestionarlos, ya que se han de cumplir escrupulosamente unos objetivos marcados - y si no se cumplen hay penalizaciones muy importantes. Además, cada vez el peso económico de los trabajos por encargo es mayor y cada vez lo será más. Ciertamente hay investigadores y profesores universitarios maleados que son pequeños tiranuelos de sus reinos de taifas donde reina el amiguismo, pero justamente por su mala praxis estas personas son muy poco competitivas ya que no se rodean de los mejores profesionales ni son ellos mismos buenos profesionales, y por tanto sus posibilidades de captar financiación pública y privada es muy escasa por comparación con la que consiguen los investigadores abnegados que trabajan con verdadera pasión y dedicación en su campo.

En realidad, lo que es anómalo de España con respecto a otros países occidentales es que fuera del sector público hay muy poca investigación. En la mayoría de los casos, las empresas que usan tecnología la importan de fuera, y cuando necesitan una investigación ad hoc recurren al sector público. Las empresas en España promueven poco y financian escasamente la actividad científica, con algunas notables excepciones.

En fin, todo lo antedicho es el típico proemio gigantesco que hago en los posts de la serie "Mi colapso y yo" para que un lector casual que no sepa de dónde viene esto pueda ubicarse en el complicado panorama de lo que significa hacer ciencia hoy en España (el lector interesado podrá encontrar los posts anteriores de la serie aquí: 1, 2, 3 y 4 - y de propina uno que no tiene que ver con el CSIC pero sí con mi colapso). Pero vayamos al asunto.


Siendo como es nuestra principal vía de financiación externa, necesitamos captar más dinero en proyectos para empezar a enjugar nuestra deuda, con los dineros que puedan sobrar de los costes indirectos.



A malas, necesitamos captar como mínimo tanto dinero como veníamos captando para poder mantener todas las complejas infraestructuras que tenemos con los costes indirectos. Al crecer durante estos años, hemos creado un Leviatán que nos es muy útil en nuestro trabajo pero es muy costoso de mantener, y no querríamos empezar a desmontarlo, sobre todo porque cuesta mucho más construir que destruir.

¿Y qué está pasando?

Pasa que los ingresos por proyectos decaen. Me consta que se han concedido menos proyectos este año, o al menos la cantidad total de dinero concedida ha sido inferior. Sé que en mi instituto la cosecha de este año ha sido bastante mala, como un 40% de lo que se solía conseguir, y eso que mi centro es un centro de alto nivel con buenas ratios de éxito. No sé que habrá pasado en el contexto de todo el CSIC pero me temo que la cosa no ha ido bien. Los presupuestos de este año para el CSIC ya anticipaban una considerable reducción de los ingresos por proyectos y me temo que las peores previsiones se han cumplido. Tendremos que esperar hasta el balance del final de año para saber si algunos ingresos extra que anhelamos se han materializado al fin o no y ver hasta qué punto compensan el bajón tremendo de nuestra principal fuente de financiación externa.


¿Por qué están bajando los ingresos por proyectos? Pues porque la dotación efectiva del Plan Nacional español es cada vez inferior (no lo es nominalmente porque se contabilizan tanto subvenciones como créditos, pero la mayoría de los créditos no se ejecutan y por tanto nadie los usa: es un dinero que el Estado dice destinar a la I+D pero lo hace con un instrumento sin demanda y por tanto al final se lo ahorra, pero se pretende hacer creer que se puso ese dinero sobre la mesa simplemente porque se presupuestó). Un rápido vistazo a la lista de proyectos concedidos nos muestra que las asignaciones típicas son aparentemente inferiores a las de otros años. En algunos tipos de proyecto, como los Explora, el dinero destinado por el Ministerio representa sólo el 4% del dinero solicitado en las propuestas presentadas por los investigadores, lo cual anticipa un porcentaje de éxito aproximadamente igual, lo cual la convierte en la convocatoria más difícil del ámbito europeo.


Fuera de España tenemos los proyectos del Horizonte 2020 (de infausta evocación en este blog), el sucesor del 7º Programa Marco de la Comisión Europea para financiar la investigación en el espacio europeo. Sin embargo, los problemas presupuestarios nacionales no son exclusivos de España y eso ha empujado a muchos investigadores europeos a refugiarse en estas convocatorias, llevando a situaciones no vistas anteriormente en las que las probabilidades de éxito de una propuesta en algunas convocatorias llegan a ser sólo del 5%. Pero tenemos que intentarlo.


Algunas convocatorias de proyectos europeos, como las del Programa Life, no dan la financiación por adelantado sino que reembolsan los gastos una vez ejecutados. Esto supone un problema para unos centros con cada vez menos remanentes de tesorería con los que absorber esos gastos hasta que lleguen los ingresos. Pero, por otro lado, no concurrir a esas convocatorias, aparte de no cumplir con nuestra misión de investigar, implica dejar de percibir esos imprescindibles costes indirectos que necesitamos para mantener en marcha la maquinaria...

En fin, caen los ingresos de proyectos y nuestra tercera vía de financiación, los contratos con empresa, están también en retroceso. La situación ha pasado de ser complicada a nivel de todo el CSIC a empezar a ser complicada a nivel de cada centro. Es un proceso lento pero difícil de revertir, cuyas consecuencias no se dejarán sentir con intensidad hasta dentro de un año o dos.

 Y eso que de momento estamos tranquilos porque mantenemos la primera vía de financiación, la de los sueldos e infraestructura básica. ¿Se mantendrá esta vía mucho tiempo o empezará a retroceder en un futuro previsiblemente no muy lejano? De momento se mantiene la ficción de que empieza una recuperación económica duradera en España. Hacia finales de este año o principios del que viene será evidente que lo que viene es una recesión global del estilo de la de 2008, aún no sabemos si más o menos intensa. Será entonces cuando probablemente me tocará escribir el siguiente capítulo de esta serie.


Salu2,
AMT


P. Data: Por lo pronto las próximas semanas tengo dos importantes obligaciones que me alejarán relativamente del blog. La más relacionada con el tema de este post es dedicarme a escribir algunas propuestas para intentar conseguir financiación con la que mantener mi equipo, en primera instancia, y ayudar a mi centro gracias a los costes indirectos, en segundo término. La segunda pero no menos importante, dedicarle al menos unos días a mi familia y visitar a mis seres queridos, a los que hace tan sólo tres meses pensé que no volvería a ver. La publicación en The Oil Crash continuará en Agosto, pero saldrán menos artículos. La situación se normalizará hacia Septiembre, confiando que pueda conciliarla los numerosísimos compromisos que tengo en este final de año.



martes, 29 de julio de 2014

Sacando patatas



Queridos lectores,

El otro día estuve en el huerto recogiendo patatas. Este año hemos tenido el huerto bastante desatendido porque, a pesar de que yo no lo frecuento, mi prolongada baja médica ha impedido a los demás ir; así, el primer día que yo fui había cañota casi tan alta como yo. El caso es que con considerable retraso recogimos las patatas, y aún el otro día recogimos las del último trozo que nos faltaba por cosechar. La verdad es que el experimento involuntariamente casi permacultural no salió mal del todo y la verdad es que recogimos muchas patatas y con muy buena pinta; tenemos más que de sobras para pasar todo el invierno las tres familias que las comemos (tiemblo de pensar qué haremos cuando los melones y las sandías estén maduros).

Hay varias maneras de recoger las patatas. La que usamos nosotros es la de largar la azada perpendicular a la hilera, clavarla hondo y barrer hacia tí mismo. Es un poco pesado, un método de fuerza bruta, pero así sale como el 80% de las patatas que recogemos. Para recoger más patatas removemos la tierra con las manos o incluso vamos escarbándola con los pies, y así sale el 20% restante. No puedes usar azadas u otros aperos cortantes porque cortarías las patatas y las echarías a perder (mi primera largada de azada no fue lo suficientemente larga, a pesar de que la tiré como un metro más allá de la hilera, y al recoger corté por la mitad y limpiamente una patata bien hermosa).

La tarea de recoger patatas es bastante dura, así que uno debe hacer una apropiada economía de fuerzas y medios. Después de la primera extracción, la más masiva, uno hace una o como mucho dos repasadas de la tierra; lo que no haya salido entonces se queda en la tierra. Dependiendo de cuánto hayan profundizado y se hayan extendido las raíces de la mata de patata esas patatas nunca recuperadas puede ser muy pocas o bastantes más, quizá el 5% o hasta el 10% de todas las patatas que había.

Sin duda hay gente de campo con más experiencia, tino y maña que nosotros que conseguirán sacar más patatas, pero siempre te queda la duda de cuántas se han quedado ahí abajo y la seguridad de que se habrán quedado algunas. Es concebible usar algún método de cultivo industrial para aumentar el rendimiento, pero éstos implican un gran consumo de energía, medios y dineros y si hiciéramos las cuentas detalladas de la TRE de las patatas veríamos que no salen a cuenta. Y mucho menos en mi pequeño huerto.

A fin de cuentas, sólo son patatas. Por lo que vale una patata, tanto da que se queden unas pocas ahí abajo. A fin de cuentas, sólo las queremos para comer, pero ya tenemos bastante comida y no tenemos por qué molestarnos por un pequeño porcentaje que costaría gran esfuerzo recuperar.


El ejemplo de las patatas ilustra a la perfección una idea bien conocida en economía, la ley de los retornos decrecientes. Es decir, a medida que se avanza en la explotación económica de un sistema, conseguir el mismo incremento de producción conlleva un coste (económico, energético, de tiempo) cada vez mayor, y de hecho este coste se dispara muy rápidamente. La razón es simple de entender: la primera fracción del recurso explotado es la que es más fácil de acceder; son las patatas más someras o, en un símil que se usa a menudo, es la fruta más grande y que cuelga de las ramas más bajas. A medida que esta fracción se agota, uno tiene que profundizar más e ir más al detalle. Ha de ir a buscar lo que ya no es tan grande ni está tan accesible, ha de incrementar su esfuerzo y rebuscar la tierra en busca de esas patatas más pequeñas y más enterradas, o, en el símil del frutal, ha de buscar la fruta que cuelga de ramas más altas y escondidas y la que tiene menor calibre. Hay que hacer un esfuerzo mucho mayor para obtener una cantidad comparable a la que se extrajo en primer término. Y a medida que el recurso se explota más y más el rendimiento es cada vez menor. Introducir técnicas masivas de explotación y más tecnología ayuda sin duda a mejorar los rendimientos, pero también es bien conocido que una vez que la explotación llega a su madurez los retornos decrecientes son inevitables al margen de cuánta energía o tecnología uno aplique en la explotación.

Resulta curioso que, siendo como es la ley de los retornos decrecientes un principio básico y bien conocido en economía, haya tanto economista que insiste en que este problema no sucede con el petróleo, al margen de la evidencia empírica y de los principios secularmente conocidos que he expuesto arriba con el ejemplo de las patatas y que son completamente de sentido común. Por tomar un ejemplo reciente, los autores de Politikon aluden a las reservas y a la tecnología como vías de escape a los retornes decrecientes de la producción de petróleo, y a pesar de la contundente réplica que les envié desde esta página aún han vuelto sobre los mismos argumentos. Bueno, en realidad peores argumentos, porque para mayor abundamiento caen en la trampa de asimilar "todos los líquidos" con "petróleo", consecuencia de la grave confusión que originó la Agencia Internacional de la Energía al introducir esa nomenclatura (como explica Kurt Cobb) y que lleva a pensar a los desinformados que se trata de sustancias fungibles (intercambiables) cuando no lo son. En el caso del petróleo, los economistas "especialistas" en el sector insisten en las reservas de petróleo, cuando la clave es la producción. El rendimiento del petróleo está asociado a su producción, no a sus reservas, del mismo modo que mi cosecha de patatas está asociada a cuántas extraigo al final, no a cuántas había en el campo. Y justamente la ley de los retornos decrecientes nos dice que siempre quedará una fracción que no merecerá la pena extraer. En este momento las reservas que nos quedan de petróleo son, en su mayor parte, petróleo que será poco rentable o incluso antieconómico porque su rendimiento es muy pequeño. No es que técnicamente sea imposible extraerlo; igual que yo podría sacar todas las patatas de mi campo si cribase con cuidado toda la tierra, se podría técnicamente extraer ese petróleo restante (que es mucho: un 65% del petróleo en un yacimiento convencional - recurso - no se recupera nunca) si es preciso minando toda la roca almacén, arrancándolo gota a gota. Obviamente, con un gasto economómico y energético astronómico, que convierten tal empresa en absurda. Y esa limitación energética y económica es de tipo fundamental: la tecnología puede producir aumentos marginales del rendimiento, algún relativamente pequeño porcentaje, pero no conseguirá cambiar sustancialmente la situación. Pero los "analistas" insisten en las reservas porque son conscientes de una gran diferencia entre el petróleo y las patatas: las patatas volverán a salir el año que viene (si las planto, claro) en tanto que el petróleo tiene sólo un viaje de ida. Así pues, centran su discusión en el aspecto que más ansiedad les causa (que el petróleo es un recurso no renovable, a diferencia de mis renovables patatas), sin tener en cuenta que al margen de su agotabilidad el petróleo está también sometido a la ley de los retornos decrecientes, y todos los indicios a nuestra disposición muestran que ya estamos en una fase de retornos demasiado bajos para mantener nuestra sociedad en marcha.


Para los granjeros de hace dos o tres siglos, esas patatas extra que se quedaban en la tierra podrían ser la diferencia entre la vida y la muerte en los años de malas cosechas. Para nuestra sociedad ávida de petróleo que dilapida crematísticamente para mantener una sociedad de consumo simplemente inviable ese petróleo marginal y residual que ahora nos afanamos en producir es, también, la diferencia entre su vida y su muerte. Insistamos una vez más: no es el fin del mundo, y no es la diferencia entre la vida y muerte de las personas, sino sólo la de una manera estúpida de entender el mundo. Si sabemos elegir en este momento podremos evitar las consecuencias más adversas.


Salu2,
AMT

jueves, 24 de julio de 2014

Jaque al troll


(Este artículo fue originalmente publicado el 24 de Julio de 2014; la presente revisión data  del 27 de Julio de 2014. El autor agradece a los revisores anónimos que han detectado errores en la versión inicial y que le han permitido corregirlos).

Queridos lectores,

Hay un hilo reciente en del foro asociado a este blog que ha recibido una cantidad inusual de comentarios. Varias semanas después de iniciado, aún generaba una actividad significativa. El hilo en cuestión versaba sobre mi post "Aporía", y el principal comentarista es una persona que usa el pseudónimo Nylo. Durante unos cuantos comentarios yo intenté responder a algunas de las cuestiones que planteaba, a pesar de que su entrada en el foro fue muy agresiva, cuestionando todo lo que en aquel post se decía e incluso cosas que no se decían y con un tono un tanto impertinente. Cuando comencé a discutir con él me di cuenta que utilizaba argumentos poco comunes, con fuentes de datos muy especializadas y afirmaciones muy rotundas para alguien que, como él afirmaba, conocía el tema superficialmente. Al cabo de unos comentarios pude comprobar sin lugar a ningún tipo de dudas que estaba actuando de mala fe. Nylo no era una persona que buscase aclarar cuestiones o mantener un debate intelectual; era un auténtico troll con oscuros e indeseables fines.

Este tipo de troll, o reventador de debates, son personas que actúan por fanatismo o, por increíble que parezca, a sueldo: temas como el cambio climático, por su importancia económica, son del desagrado de grandes lobbies y éstos tienen personas a sueldo para intentar neutralizar su divulgación (si leen Usted no se lo cree podrán documentarse a fondo sobre la cuestión).

El objetivo de los trolls nunca es intentar convencer a la persona con la que discuten o tratar de contrastar o despejar dudas propias, sino intentar influir en el lector incauto que pueda leer estos comentarios, al cual se  le intenta hacer creer que hay controversia (cuando no la hay; sólo hay una persona o un par de ellas repitiendo todo el santo rato las mismas cosas, con el fin de crear la apariencia de duda). Su objetivo es crear FUD (fear, uncertainty, doubt : miedo, incertidumbre, duda) al precio que sea. Aún hay pocos trolls profesionales especialistas en Peak Oil (aunque en España ya hay algunos haciendo sus pinitos): lo malo es que gentuza como yo da argumentos tan contundentes que a veces los convencen y abandonan su mala vida, de no mediar cifras con varios ceros en sus cuentas corrientes.


Este tipo de trolls tienen un modus operandi característico por lo que resulta fácil reconocerles:

  • Anonimato: A pesar de lo tajante y el tono de autoridad que emplean, como si su palabra fuera irrebatible, no se identifican jamás, siempre firman anónimamente, no dan nunca la cara. Son conscientes de que con el tipo de argumentación capciosa que emplean su alias podría quemarse cuando se revelasen demasiados trucos y juego sucio, y por ello deben tener siempre otras identidades intactas a las que mudar.
  • Profesionalidad: El troll experimentado no sólo conoce unos argumentos bien elaborados y los sabe exponer con claridad, concisión y contundencia; además, es un maestro en el arte de comentar en las diversas plataformas web: inserta enlaces, resaltados, texto enmarcado y gráficos sin ningún tipo de problemas. Entrecomilla citas textuales de la gente que les responde, resaltando cualquier contradicción real o aparente en sus palabras, tergiversando hábilmente frases completamente fuera de contexto, intentando hacer ver que su contrincante se contradice aunque no sea tal cosa. En ocasiones hasta le afean sus errores de expresión, de gramática o de ortografía.
  • Persistencia: Nunca dejan los debates, los continúan mucho más allá de lo que es propio de una persona normal o de lo que marca la educación. Les va mucho en ello y nunca dejan de intentar crear la duda. Hace tiempo se reflejaba que no tenían una actitud normal porque comentaban continuamente, fuera la hora que fuera, demostrando que en realidad era un verdadero trabajo para ellos. 
  • Son cerriles: Por más argumentos que se les den, si no se detallan en el texto del comentario seguirán diciendo: “Pero no demuestras que no tengo razón”, etc. No sirve de nada poner enlaces a textos detallados: no los van a leer; tienes que escribir tus argumentos explícitamente en el cuerpo de tu mensaje (paradójicamente, ellos sí que usan el recurso de enlazar fuentes prolijas de "información"). Si haces un sencillo cambio de unidades, se quejan de que no lo has detallado, cuando ellos usan argumentos más complicados; si al copiar un número te descuidas de una cifra estás frito, da igual que expliques una y mil veces que fue una errata.
  • Ponen deberes a los demás: Plantean dilemas aparentes, incógnitas que resultan fáciles de despejar (mucho más fáciles de buscar en internet que algunas de las referencias recónditas que dan) pero ellos no se molestan en intentar encontrar la solución, porque no está en su ánimo debatir sino sembrar la duda. De hecho, un rasgo delator con los más torpes es que cuando muestras con detalle la razón por la que su dilema es falso pasan demasiado rápidamente al siguiente punto de su argumentario, dejando claro que ya sabían la solución; ¿y entonces por qué planteaban el problema? Obviamente, porque su manera de discutir no es honesta, porque no buscan la verdad, sino empantanar al interlocutor en función de su nivel de conocimientos allí donde les interesa.
  • Alegar ignorancia cuando conviene: en ocasiones se les da un argumento contundente que muestra que lo que están diciendo son auténticas barbaridades, y si se les reprocha suelen alegar que ellos sólo son aficionados al tema, que no se puede pedir que conozcan todos los detalles (aunque acto seguido vuelvan a argumentar tajantemente tal o cual cosa, muchas veces otra memez). Tal comportamiento es bastante ridículo porque la vehemencia con la que se toman el asunto y la profusión de referencias especializadas escogidas se compadece mal con la pretensión de que en realidad no son expertos del tema. En realidad, obviamente, de lo que son expertos es en crear dudas. Muchas veces copian sus argumentos de páginas anglosajonas, con lo que en realidad no resulta difícil contrarrestar sus argumentos usando páginas antitroll especializadas (como Skeptical Science en lo que toca al Cambio Climático). La recurrencia de ciertas ideas en los argumentarios troll también da pistas de su carácter de troll de un comentarista.
  • Sesgo de selección: También conocido como cherry picking (escoger las cerezas), consiste en tomar referencias muy concretas y de hecho poco conocidas para refrendar sus argumentos a pesar de la presencia abrumadora y mayoritaria en la red de otras fuentes que apuntan a justo a lo contrario; como veremos en el ejemplo de Nylo de más abajo, a veces su fuente escogida no dice lo que pretenden, pero tergiversan su contenido. Resulta curioso que sean capaces de encontrar la pequeña aguja (aparentemente) discrepante y no vean el inmenso pajar de argumentos que la contradicen en la que está inmersa.
  • Hacer continuamente valoraciones personales completamente gratuitas, dar a entender sesgos intencionales, bordear discretamente el insulto, etc. Tal modo de obrar acaba provocando el lógico enfado del incauto que ose contrariar sus argumentos, y cuando al final éste les dice dos o tres palabras fuera de tono al troll de turno, el troll reacciona dolido con afirmaciones del tipo: “Vaya, ya veo cómo se valora aquí la libertad de expresión” o “Ya salieron las típicas reacciones agresivas de la secta calentológica” o cosa semejante. A esta actitud, completamente alejada del verdadero debate científico, se le llama “Guante de hierro con mandíbula de cristal”, y también se usa frecuentemente en el debate político. 
  • Decir siempre la última palabra. Da igual que el debate esté muerto desde hace semanas, siempre tiene que pasar que el último comentario sea del troll o de uno de tus compañeros. Tiene que dar la impresión de que nadie pudo rebatir sus últimos argumentos, aunque éstos sean una repetición de los iniciales (de nuevo, algo completamente alejado del verdadero debate científico). Esta táctica es especialmente útil con gente que ya tiene calados a los trolls y pasa de ellos, o con gente como yo, que estamos muy ocupados y no podemos estar todo el día respondiendo a todas las ocurrencias del troll (a mi no me pagan por esto, con lo que la situación es asimétrica). Es muy oportuno abusar de esta circunstancia aderezándola con algún comentario adicional del tipo: “vaya, parece que nunca sabremos cuál es la respuesta a las preguntas que hice, que me parecen completamente razonables, ya que Antonio nunca se dignó a contestarlas”. Esto es una forma de provocar que enlaza muy bien con el punto anterior.

Hasta aquí la teoría. Ahora veremos un ejemplo práctico con uno de los muchos argumentos que dio Nylo. Intentar desmontarlos todos uno por uno sería larguísimo y pesadísmo, porque además cada argumento claramente rebatido daría lugar a un par de tonterías más, como una hidra inmortal. He tomado uno de los argumentos más repetidos en la discusión con Nylo para ilustrar algunos de sus rasgos troll; explico por qué lo que dice no se sostiene y como un lector con dudas legítimas debería proceder para intentar buscar la verdad.

Copio un fragmento de unos de los últimos comentarios de Nylo



Re: Post: Aporía (AMT)


Ocho días han pasado y empiezo a perder la esperanza. Sospecho que no se va a animar Antonio Turiel a dar una explicación más detallada sobre el Jet Stream, aunque veo que en el blog ha publicado una nueva entrada que vuelve a decir lo mismo, que el Jet Stream está loco por lo caliente que está el polo Norte... a pesar de que el polo Norte está desde hace 2 meses más frío de lo normal (ver imagen abajo), y que según los datos de los satélites publicados por Remote Sensing Systems (ftp://ftp.ssmi.com/msu/monthly_time_series/rss_monthly_msu_amsu_channel_tlt_anomalies_land_and_ocean_v03_3.txt), la anomalía de temperatura para toda la región por encima del paralelo 60 (el polo y un poquito más), que es de 0.460, es la más baja desde Marzo del año pasado, hace ya 16 meses. 






Comienza su intervención quejándose amargamente de que no contesto, dando a entender que no tengo más argumentos e insisto en las mismas falsas ideas de antes con un nuevo post - poco después otro comentarista le afeó que justamente había respondido detalladamente mi último mensaje, en el que al principio yo decía que no tenía mucho tiempo y al final que me iba de viaje unos días y que no podría responder (a lo cual él alegó que ya no se acordaba).

Vuelve a insertar la misma gráfica de los modelos; lo primero que me llama la atención es que la curva no supera en mucho los 0ºC (273,15 Kelvin). En otro comentario Nylo va aún más lejos al afirmar que en los últimos 15 años no se está registrando un aumento significativo de la temperatura en el Ártico, lo cual me choca porque recuerdo un seminario al que fui el año pasado en el que se mostraba anomalías de hasta 20ºC en algunos lugares del Ártico. Todo lo que dice Nylo es muy chocante, y contradice la información que he oído en numerosos seminarios, conferencias, etc. ¿Será que no hay nada en la red que confirme si el Ártico está más caliente que nunca desde que hay registros? ¿Será que es más fácil encontrar esas extrañas evidencias a las que se refiere Nylo que las contrarias?

En realidad en cuando uno busca un poco se encuentra no una, sino mil evidencias avaladas por grandes instituciones de investigación que apuntan conclusiones contrarias a las que nos sugiere Nylo, lo cual hace la situación más confusa. Y no hace falta esforzarse mucho; simplemente yendo a la página de la NSIDC uno puede descargarse un mapa del programa de observación del cambio ártico de la NASA y ver las anomalías actuales y pasadas de la temperatura en el Ártico:


Son de la misma zona que nos indica Nylo, se ven anomalías de temperatura enormes en algunas zonas (por encima de los 10ºC) y la media de toda la zona por encima de 60ºN (ilustrada en la gráfica pequeña) muestra una clara tendencia al alza. Pero claro, estos mapas sólo llegan hasta 2012: quizá Nylo sólo cometió un exceso verbal y en realidad en 2014 la cosa está cambiando. El caso es que yo no encuentro tal cosa por internet, ni en la NOAA ni en ninguna institución académica americana ni europea.

Después de investigar durante un tiempo me encontré que la gráfica que ha insertado Nylo corresponde a la comparativa entre la temperatura 1279 actual (calculada con el modelo numérico del DMI) con salida de uno  de los modelos (técnicamente, el reanálisis ERA40) que corren en el Centro Europeo para la Previsión Meteorológica a Medio Plazo (ECMWF, que es el centro de referencia a nivel mundial). Nylo lo había comentado anteriormente en el hilo, pero éste es muy largo y yo estaba de viaje, así  que inicialmente yo no había visto. Al margen de las muchas incertidumbres del modelo (que no permiten saber si realmente la temperatura está un poco por debajo de la media, como parece, o realmente un poco por encima) la clave es que esta temperatura se calcula como la media de las temperatura en la zona al norte de 80ºN, una región muy pequeña centrada alrededor del polo Norte y que si miramos el mapa que doy es justamente donde ha habido los menores cambios. Nylo no lo dice abiertamente, pero como habla tan pronto de lo que se suele considerar el Ártico (la zona al norte de 65ºN) como de esta pequeña subregión, acaba siendo confuso a qué se refiere. Por tanto, examiné los otros datos a los que se refería: la anomalía de temperatura mensual medida por satélite en el Ártico, que está producida por Remote Sensing Systems (REMSS), un servicio de datos de teledetección oceánica que casualmente yo uso mucho.  Y, efectivamente y como señala Nylo, en la serie que él enlaza no se ve que el Ártico se esté calentando. 

Gráfico elaborado por el autor a partir de los datos AMSU de REMSS


Los valores de temperatura que dan allí son extrañamente bajos, pero eso se debe a que lo que muestran es la anomalía (es decir, se ha restado la temperatura típica de cada mes del año: si se le añadiese lo que se vería sobre todo es la gran oscilación entre el invierno y el verano, gráfica  que por cierto Nylo, en una fase posterior de su trolleo, introdujo para emborronar aún más la discusión). A ojo se ve una fase ascendente desde aproximadamente 1985 hasta 2012, y desde entonces una relativa estabilización (no enfriamento). Las oscilaciones son muy marcadas, lo cual revela que o bien hay mucha variabilidad o bien hay mucho ruido en esa media. Hay una palabra clave en estos datos: SSM/I. Los sensores SSM/I, embarcados en varios satélites, son sensores de microondas y la atmósfera es prácticamente transparente para las microondas. Por tanto, es complemente imposible que esas series se refieran a la temperatura del aire a nivel de la superficie. Al principio pensé que los datos se referían a la temperatura no del aire cerca de superficie, sino de la superficie misma (debido al hecho que yo uso datos de sensores de microondas como AMSR-E, TMI, SMOS y Aquarius para ver características de la superficie marina). Sin embargo, y como refiere Nylo en sus mensajes posteriores, en realidad el producto que estamos mirando es el de temperatura media de la Troposfera Inferior en todo el Ártico. De nuevo: no estamos mirando la temperatura del aire superficial, sino la media de una gruesa capa de aire de varios kilómetros de espesor y altura variable (la troposfera baja a medida que nos acercamos al polo). Se da la circunstancia añadida de que, como los sensores de microondas son muy poco sensibles a la atmósfera, la estimación tiene un grado de incertidumbre muy elevado, como explica la página que detalla las características de los productos y da una referencia concreta para su discusión: Mears et al., 2009b. Un rápido vistazo a la incertidumbre estimada nos muestra que básicamente es la responsable de las oscilaciones observadas y por tanto para evaluar tendencias hace falta series un poco largas (con la tendencia observada y la incertidumbre de los datos, de al menos 10 años). Es por tanto imposible asegurar si se está produciendo un estancamiento de la temperatura de la troposfera en el Ártico en 2014 o en los últimos años, como categóricamente asegura Nylo.

Se puede alegar que quizá Nylo no conocía estos detalles, pero, párense a pensar. Imagínense que uno no sabe nada y busca información sobre la evolución de la temperatura en el Ártico. Naturalmente, le salen cientos de páginas enseñando que en los últimos años el Ártico está cada vez más caliente: posiblemente 2014 no sea el año más cálido de la serie, pero está dentro de los 5 más cálidos; y si se mira la cosa a escala de todo el planeta resulta que la propia NOAA nos dice que Mayo y Junio han sido los más calientes desde que hay registros (no tanto así en el Norte de España). Sin embargo, Nylo va a dar con una serie recóndita de un ámbito muy especializado, una serie que no es de la temperatura del aire superficial (que es de la que hablamos cuando nos referimos a la temperatura; ¿o a qué se refieren los mapas de tiempo de su noticiario favorito?) sino de la temperatura de toda la troposfera, estimada con un método muy impreciso que sólo vale para ver tendencias en un plazo de décadas. Saca la serie de contexto y pretende que una institución seria y respetable nos dice que no hay tal calentamiento. Tal manera de obrar es obviamente intencional y no casual, y es lo que motivó mi enfado con él, porque ahí vi claro que obraba con notoria mala fe.

Pensé en contestar en comentario todas estas cosas que he escrito arriba, pero me imaginé que simplemente diría: "Bueno, bueno, yo que sabía" y pasaría a la cuestión insidiosa que ya tenía preparada en su argumentario del siguiente nivel, a ver hasta dónde llegaban mis conocimientos y mi paciencia. Pero en ese momento ya estaba claro que era un troll según los parámetros que he descrito arriba, y continuar esa disputa no serviría para convencerle porque él no busca discutir y aprender, sino sembrar la confusión y la duda, y la apariencia de controversia le convenía y mucho. Vamos, que enzarzarme en una disputa con él sólo sirve para sus fines. Piensen además todo el espacio que me ha llevado refutar sólo una de sus cuestiones (no puedo emplear menos espacio porque, no lo olviden, no valen enlaces, hay que escribirlo todo explícitamente en el texto del comentario porque, como ya les he dicho, el objetivo que él pretende es el lector incauto y no aceptará argumentos no explicitados) y encima he tenido que revisar mis argumentos, puesto que inicialmente cometí varios errores por no tener toda la información. Intentar responderlo todo me llevaría el espacio de una enciclopedia, y encima tendría que tener cuidado de no cometer el más mínimo error porque se agarraría a él como una garrapata. No había nada que hacer y por eso abandoné la discusión... y escogí una estrategia diferente.

La primera parte de la estrategia era escribir este post explicando los oscuros manejos de Nylo, pero eso obviamente no es mucho mejor que contestarle en el foro; allí mismo o en cualquier otro sitio en internet él expondría sus motivos y seguramente insistiría en la validez de su gráfica de modelos de temperatura en la zona al norte de 80ºN (debe ser importante para él porque la repitió en tres ocasiones; no debe tener mucho más para ilustrar su falso punto) y en la serie de REMSS, que es de datos de satélite y por tanto son más fidedignos en cierto modo. Así que hice algo más, y que es lo que recomiendo hacer cada vez que el lector se encuentre en una situación semejante: acudir a la fuente y pedir explicaciones; lo que sigue es una traducción de mi e-mail:




Subject: Declaración formal sobre uno de sus productos
Date: Tue, 08 Jul 2014 21:04:35 +0200
From: Antonio Turiel
To: support@remss.com

Estimados Sres,

He observado recientemente que algunos sitios negacionistas aquí en España usan uno de sus productos (ftp://ftp.ssmi.com/msu/monthly_time_series/rss_monthly_msu_amsu_channel_tlt_anomalies_land_and_ocean_v03_3.txt) para argumentar que no ha habido calentamiento en el Ártico durante los últimos 15 años.

Les estaría muy agradecido si me pudieran referir a una declaración formal sobre el alcance y aplicación de su producto. Les estaría aún más agradecido si me pudieran referir a una declaración formal sobre el error de razonamiento que he mencionado más arriba.

Gracias por su amable atención. Saludos cordiales desde España,
Antonio Turiel


Y he aquí la traducción de la respuesta:


Subject: Re: Fwd: Declaración formal sobre uno de sus productos
Date: Tue, 15 Jul 2014 14:04:47
From: Carl Mears
To: Antonio Turiel ,support@remss.com


Estimado Dr. Turiel,

Gracias por su email.

No conozco los sitios que menciona. ¿Me podría enviar un enlace? Puedo leer en español, aunque no muy bien (viví un año en Argentina).

No es cierto que nuestros datos polares no muestren calentamiento en los últimos 15 años. Para la troposfera inferior, la tendencia lineal de los últimos 15 años (60N a 82,5N) es 0,302 K/década, sólo un poco por debajo de la tendencia del período entero de 35 años del conjunto MSU/AMSU derivado por satélite (0,325 K/década). Esto a pesar de la relativa falta de calentamiento en los trópicos en ese período. Así pues, el Ártico ha continuado calentándose incluso si el calentamiento se ha ralentizado en los trópicos. Esto no es sorprendente teniendo en cuenta la retroalimentación albedo positivo del hielo y del albedo de la nieve que está probablemente ocurriendo.



Adjunto dos gráficas. Puede usarlas como guste. Los datos son idénticos a los que están disponibles en nuestra web. Los ajustes son simples ajustes lineales por mínimos cuadrados.

(ftp://ftp.remss.com/msu/graphics/tlt/time_series/rss_ts_channel_tlt_northern%20polar_land_and_sea_v03_3.txt)

Sinceramente,
Carl




Después de esto, poco más queda por decir: está claro que los creadores de los datos (el propio Carl Mears en persona) desautorizan la falsa interpretación de Nylo y, lo que es más grave, en su propia web dan datos que demuestran la falsedad de su argumento, pero Nylo, por algún motivo, no los vio. Lo cual de hecho es imposible, porque en la discusión de este post, cuando Nylo me señaló mi error sobre creer que los datos eran de temperatura de superficie, justo me enlazó la página web con la descripción de los datos al final de la cual aparecen exactamente las mismas gráficas que me envió Carl Mears. O sea que por fuerza las tuvo que ver, pero como no interesaban a su argumento, como tampoco toda la extensa discusión que da Mears sobre la incertidumbre de sus estimaciones, simplemente miró a otro lado.

Y si quieren poner un poco de humor a tan desagradable asunto, siempre pueden revisitar un clásico: "De trolls y otros bestias"

Salu2,
AMT



lunes, 21 de julio de 2014

Sobre los recursos supuestamente sustituibles de la economía global



Queridos lectores,

Al hilo de la crítica de Politikon al manifiesto "Última llamada", mi compañero, amigo y fuente de inspiración, Antonio García-Olivares, escribió una crítica que publicó en primera instancia como comentario en aquel artículo. Dada la profundidad del contenido del comentario, creo que merece la pena darle un espacio más prolijo y presentarlo como es debido. Les dejo con mi tocayo.

Salu2,
AMT 

Sobre los recursos supuestamente sustituibles de la economía global
Antonio García-Olivares

Para complementar el excelente post de Antonio Turiel, que comparto, me gustaría responder un poco más concretamente a algunas de las afirmaciones que plantea Juan de Ortega en su post “"Ultimátum a la Tierra (II): Recursos para la economía global", en la web Politikon, y que me parecen insostenibles.
Juan de Ortega afirma en ese manifiesto que “la industrialización se puede describir en buena parte como el proceso en el que la economía humana, tradicionalmente limitada por la escasez de un conjunto heterogéneo de recursos naturales (tierra cultivable, agua, recursos minerales), es capaz de afrontar cualquier otra clase de escasez mediante el uso de capital alimentado por fuentes de energía alta densidad. Por tanto, nuestra versátil economía industrial solo sufre una forma de escasez de recursos realmente esencial: la de la energía que alimenta el capital. Con recursos energéticos abundantes, los demás cuellos de botella físicos al desarrollo son en general abordables”.

Si Capital + energía es capaz de producir cualquier cosa que sea necesaria para sustituir a cualquier recurso que se vuelva escaso, entonces la física y la química, con sus principios de conservación, sus leyes termodinámicas y sus cuidadosos estudios sobre los procesos que son posibles en la naturaleza, todas estas ciencias sobran, en lo sucesivo debemos dejar de estudiar ciencias, y todo el mundo debería ponerse a estudiar economía y a utilizar “leyes” económicas y no leyes físicas para describir el mundo. Algo de esto ya hay, y es lo que pretende imponer el neoliberalismo pero, mientras quede sensatez sobre el planeta, la gente seguirá dando más crédito a la física y a la química que a la economía, afortunadamente para todos.
Hay cosas fundamentales en este planeta que no pueden ser sustituidos por capital y energía. Un ejemplo lo constituyen los ecosistemas que nos proporcionan “servicios” fundamentales tales como el reciclado del agua potable y de las principales moléculas químicas de la biosfera; otro la diversidad biológica que nos ofrece un banco de genes (hoy en declive acelerado) del que la industria farmacéutica ha obtenido los principales antibióticos y una enorme cantidad de medicamentos especializados; otro la fotosíntesis, que convierte cada año sesenta mil millones de toneladas de materia inorgánica en tejidos vivos, y bombea una cantidad parecida de oxígeno a la atmósfera.  
El incremento anual en la productividad de la producción de cereales ha caído desde 1970 del 3.5% al 1.5%. Los productores de grano más eficientes se están acercando a un techo invisible de unos 70-80 mil  Hg/Ha para el trigo y 70 mil Hg/Ha para el arroz. Incrementos ulteriores en la productividad por hectárea tenderán muy probablemente a cero debido a los límites biológicos (Food Outlook 2012, (Global Information and Early Warning System). Food and Agriculture Organization of the United Nations. http://www.fao.org/docrep/016/al993e/al993e00.pdf, visitado el 2013/06/13).
¿Cómo va el capital + la energía (renovable y no-renovable) aumentar la fotosíntesis por unidad de superficie en este planeta? ¿Nos lo va a explicar la teoría económica o acudimos mejor a los biólogos y ecólogos? Me parece más sensato ir a los segundos, que son especialistas en el tema. Y nos dirán, casi unánimemente, que lo de la fotosíntesis artificial no se contempla ni en la ciencia ficción, y que lo urgente es llegar a un sistema económico que esté en equilibrio con las tasas de crecimiento y reproducción de los ecosistemas y cultivos, y que sea sostenible, porque el actual sistema no lo es.

En cuanto a la disponibilidad de los minerales, Juan de Ortega afirma lo siguiente: “La observación de los dos gráficos revela la característica más interesante de la minería metálica: la cantidad de recursos disponibles con calidades peores crece muy rápidamente, de forma casi exponencial (…) El agotamiento físico del cobre (entendido en términos relativos, es decir, el del cobre de mejor calidad) es una realidad perfectamente documentada, pero las ganancias de productividad en ese sector han compensado el efecto del agotamiento físico, y actualmente explotamos recursos tan marginales que su abundancia es muy elevada. En este siglo de masiva extracción, el precio real del mineral ha mostrado un comportamiento estacionario”

Lo que nos dicen los geólogos e ingenieros de minas es algo mucho más preciso y preocupante que esa simplista receta genérica de economistas de hace cien años: la mayoría de los filones metálicos se formaron en condiciones muy especiales, de ascenso de magma, enfriamiento, pérdida de agua y retención en fisuras rocosas de los sulfuros que cristalizaban mientras ascendían con el magma. Por ello, la concentración de la mayoría de los metales no obedece a una ley de potencia uniforme, con cantidades crecientes disponibles para concentraciones (“leyes minerales”) ligeramente menores. El día que se extraiga el mineral que está concentrado en esas fisuras geológicas, lo que nos quedará estará casi en su totalidad a la concentración de la corteza terrestre. Véase Ayres et al. 2002, que analizan las reservas de cobre, plomo y zinc: “Copper, lead and zinc (…) are currently being mined from mineral ores at grades far higher than the average in the earth’s crust. These high grade ore bodies exist because of natural geochemical concentration processes (…) Copper (and lead and zinc) are characterized by double-peaked (or, conceivably, multiple peaked) quantity-grade distribution functions. A relatively small fraction of the total crustal copper is in relatively high grade mineral ores (mainly sulfides) while most of it is dispersed more or less uniformly at extremely low concentrations (a few parts per million) in so-called atomic substitution sites in ordinary rock. In effect the two peaks are separated by a `mineralogical barrier’ (…) During this phase (where we are now, still) ore grades being mined are gradually declining (…) However, at some point in time, the peak of the quantity-grade distribution will be reached, the decline in ore grade will accelerate, and the stockpile of known reserves will also begin to fall. The second phase of extraction history begins (…) It is thought that this point may occur in the case of copper when the lowest ore grade being mined falls to around 0.1% or so. In the second phase of copper mining the energy requirements, and materials handling costs of mining and concentration will begin to increase sharply”
En resumen, que en cuanto agotemos la extracción de los sulfuros metálicos procedentes de magma ascendente que se concentraron en fracturas rocosas entre 100 y 400 grados, lo que quede tendrá concentraciones que caerán bruscamente a las concentraciones habituales en la corteza (100 ppm el Zn; 66 ppm el Cu; 47-51 ppm el Nickel, 7 ppm el plomo; 0.01 ppm la plata; 0.005 ppm el cobalto). Si un metal tiene una concentración de 1 ppm en la corteza terrestre, hay que remover y purificar un millón de toneladas de roca para obtener una tonelada de metal. El orden de magnitud de la extracción mundial de zinc o cobre es de 10-20 millones de toneladas al año. Habría que remover pues unas 300 000 millones de toneladas de roca al año para obtener el cobre que se obtiene actualmente (y luego gestionar el destino de esos desechos de forma socialmente aceptable).
La energía necesaria para la extracción de los principales minerales metálicos ha sido estimada por Domínguez Vega (2014, tesis doctoral: “Exergy cost assessment in global mining”, dirigida por Antonio Valero y Alicia Valero) en función de su concentración geológica. En el caso del cobre y el nickel, las dependencias parecen ser, respectivamente:
ECu(GJ/t) = 23.81 c^(-0.35)         donde c es la concentración de cobre en el subsuelo (g/g)
ENi(GJ/t) = 17 c^(-0.67)        donde c es la concentración de nickel en el subsuelo (g/g)

Lo cual nos indica que harían falta 0.44 TW de potencia sólo para suministrar la demanda actual de cobre y 0.79 TW para suministrar la demanda de nickel. Hay unos 25 metales importantes para la industria. No voy a repetir el cálculo para cada uno, pero suministrarlos todos desde sus concentraciones en la corteza podría requerir del orden de los 10-20 TW. Si contabilizáramos el coste no sólo de extraer el mineral, sino también el de gestionar (de forma socialmente aceptable) la enorme masa de escorias generadas, el coste podría subir probablemente al doble de esta cantidad. Esto es, para mantener el nivel actual de extracción de metales haría falta entre toda la energía que se está produciendo actualmente y el doble de esta energía.
Es una burda primera aproximación que se podría refinar más, pero que nos da una idea de la enormidad del problema al que estaríamos enfrentándonos. Porque si toda esa energía fuese utilizada exclusivamente en extraer metales, ¿qué energía quedaría para producir la propia energía, y para la agricultura, la industria y los servicios? ¿Cuánta energía total (E) tendríamos que producir entonces?
Hagamos una estimación: Si el mínimo de energía limpia (Esocial) que debemos tener en una sociedad fuera 10 veces mayor que la usada en extracción de minerales (Eextr) y en obtener la propia energía Eener (ninguna sociedad humana ha contado con una fracción menor que 10:1 de energía neta para usos sociales, ni siquiera los cazadores-recolectores), y suponemos que el futuro mix energético conseguirá una tasa de retorno energético (TRE) de 20 (con renovables y quién sabe si algún día de finales del siglo, con fusión también), tenemos que:

E = Eextr + Eener + Esocial
Eextr = 20 a 40 TW
Esocial = 10 (Eextr + Eener)
E / Eener = 20
Cuya solución es: E = 489 a 978 TW (1 TW = 10^12 W o 1 billón de Watios).
Ahora bien, en un trabajo que publicamos hace unos años (resumido en el post http://crashoil.blogspot.com.es/2012/01/un-mix-renovable-escala-global-con.html ) demostrábamos que un futuro mix totalmente renovable o mixto renovable-fusión (y no es nada fácil concebir otro diferente plausible de aquí a un siglo) el despliegue de 11.5 TW de potencia exclusivamente eléctrica y la consiguiente electrificación de la economía obligaría a usar un 35% de la actual reserva base de cobre. La reserva base incluye cobre que hoy no se sabe cómo extraer, pero que se podría llegar a extraer si se inventasen nuevas tecnologías que lo hicieran factible.
Suponiendo que se pudiera llegar a producir 489 TW mediante un futuro mix de renovables + fusión, lo cual no deja de ser un alarde de optimismo bastante notable (hoy se producen unos 16 TW), ¿cuánto cobre metálico necesitaría tal despliegue eléctrico? No he repetido los cálculos con esta nueva cantidad de potencia, pero estoy casi seguro de que sería bastante superior a la reserva base (que ni siquiera se sabe si se podrá llegar a extraer).
Hay quien dirá que el cobre puede ser sustituido por aluminio y acero, y así lo proclama el post de Juan de Ortega. Sin embargo, la viabilidad de la sustitución de cobre por aluminio está demostrada sólo para conductores de alta tensión y alta frecuencia. No lo está para lo que se usaría principalmente en una futura economía eléctrica: para los bobinados de alta potencia de los generadores y de los motores eléctricos (sí lo está para los bobinados de baja potencia), ni para los conductores de alta tensión y corriente continua, necesarios para muy largas distancias y cables submarinos, ni para dar maleabilidad a las grandes estructuras. Así que esto de que el aluminio sustituirá al cobre y todo lo demás se quedará igual es un acto de fe y nada más.
Un acto de fe aún más infundado es pensar que el grafeno y los superconductores orgánicos de alta temperatura servirán algún día para conducir corrientes eléctricas de alta potencia (MW a GW, en lugar de milésimas de W como ahora) y para ser usados en los bobinados de generadores y motores de alta potencia.
En cuanto a sacar metales del mar, el estudio de Bardi (2010, Sustainability 2, 980-992) demuestra que es inviable para todos los minerales salvo, parcialmente, para el Litio. Por poner un ejemplo, la demanda actual de cobre agotaría las existencias de cobre en agua de mar en 50 años, pues el mar no es un repositorio infinito, sino que por el contrario, es un repositorio de metales mucho más limitado que la corteza terrestre. Además, tal extracción marina requeriría una energía cuatro órdenes de magnitud mayor que la electricidad consumida actualmente.
Todo esto es suficientemente preocupante y serio y está basado en cálculos concretos. Es asombroso que haya economistas que se atrevan a “refutar” tales estimaciones, basadas en estudios técnicos, con una sandez acientífica como la de que “el capital”, unido a “la energía”, ambos abstractos y universales, serán siempre capaces de resolver “cualquier clase de escasez”. O con la sandez análoga de que “la subida de los precios bastará para resolver la escasez de minerales, pues si el precio es suficientemente alto, éstos podrán extraerse del agua de mar”.
Sin embargo las dicen, se quedan tan tranquilos, y nadie de su campo las suele rebatir, pues la mayoría de las afirmaciones económicas no necesitan tener ninguna seriedad científica al parecer, basta con que tranquilicen a los inversores, apoyen el consumo habitual, y no pongan en duda las instituciones económicas fundamentales. Quizás porque la economía es un campo del saber muy cercano al de las decisiones políticas, también es el único campo del conocimiento donde pasa que algunos que predican falsedades contrarias a la ciencia (como los negacionistas climáticos) reciben una calurosísima acogida y son incluso mejor financiados que los que investigan honradamente en ese grave problema social y también económico que es el cambio climático. Esto no pasa en otros campos de la ciencia, y lleva a pensar que una parte no despreciable de la producción de saber económico no es producción de saber, sino de simple propaganda política e ideología útil. ¿Útil para quién? Esto daría para otra discusión, y no es el tema que nos trae.
Sobre el petróleo y su sustitución

Siento repetirme, pero es que los cornucopianos y tecnooptimistas también se repiten una y otra vez, de una forma cansina, y es agotador tener que responder una y otra vez a sus comentarios buscando nuevos argumentos, cuando los de ellos son siempre los mismos. Así que voy a parafrasear de nuevo un post mío de hace tiempo, por si algún tecnooptimista se acerca a este blog y no lo ha leído todavía (tomado de  http://crashoil.blogspot.com.es/2014/03/realmente-es-inmimente-el-peak-oil.html ):
Hay buenas razones para pensar que el cénit de la producción de petróleo (“peak oil”) está cerca. Una de las razones es la inelasticidad que se observa desde 2006 en la relación entre producción y precio (Murray y King 2012). Otra razón es el crecimiento prácticamente nulo en la producción de petróleo desde ese año (IEA 2010). Una tercera razón es que las reservas finalmente recuperables (URR) de petróleo existentes han sido estimadas en, aproximadamente, el doble de las ya extraídas (Laherrère 2007a).
Pese a tales evidencias, algunos objetan que las predicciones de un próximo cénit de petróleo y combustibles fósiles son erróneas porque los valores publicados de recursos disponibles dependen no sólo de las tecnologías de explotación disponibles sino también del capital invertido en exploración geológica, el cual se va invirtiendo a medida que las empresas lo necesitan, de modo que la cantidad de reservas conocidas (o el horizonte de explotación) permanece más o menos estable a lo largo de las décadas.
Sin embargo, el horizonte de explotación debería permanecer estable a lo largo de las décadas sólo si la tasa de nuevos descubrimientos es mayor que la tasa de consumo. Pero actualmente ese no es el caso, tal como puede observarse en la figura siguiente, adaptada de Exxon Mobil Corp.:
A la vista de esta figura, es difícil de creer que las reservas sigan creciendo, al menos en opinión de Exxon Mobil.
Por otra parte, aunque es cierto que las reservas pueden crecer con el tiempo en ciertos periodos, el parámetro llamado “reservas finalmente extraíbles” (URR) presenta una estabilidad mucho mayor, pues representa la asíntota o tendencia a largo plazo de la función “reservas más petróleo ya consumido”. Aunque esta función tiende a crecer con los años, su tasa de crecimiento disminuye a medida que la tasa de nuevos descubrimientos decrece, de modo que presenta una tendencia a saturarse en un valor asintótico, que es la URR.
Las mejores estimaciones disponibles de la URR del petróleo, gas y carbón se basan en los estudios de Jean Laherrère, un ingeniero que trabajó durante 37 años para Total, donde fue jefe de tecnologías de exploración, y que tras jubilarse se convirtió en uno de los miembros más activos de ASPO (la asociación para el estudio del pico del petróleo). En (Laherrère, 2007) este autor demuestra que las estimaciones “políticas” (OPEC) y financieramente orientadas (US Security Exchange Commisssion) de las reservas “probadas” (1P) son completamente inconsistentes con las estimaciones calculadas técnicamente de reservas “probadas + probables” (2P). La figura siguiente, actualizada por Laherrère a partir de ese estudio, muestra que las reservas técnicas tienen una tendencia declinante desde 1980 y que las estimaciones de la OPEC y de la SEC presentan una tendencia independiente y poco creíble.
La línea roja de la figura, que representa las reservas “probadas” oficiales son un sinsentido según Laherrère, ya que han sido obtenidas agregando reservas probadas individuales de campos petrolíferos o de naciones, y es sabido que la suma de N variables de, digamos, una probabilidad del 90% no es una variable con el 90% de probabilidad. Esto no ocurre con las reservas técnicas 2P “probadas + (50%) probables” (línea verde), que están más cerca del valor esperado y que pueden ser agregadas con más seguridad. La curva roja asciende casi verticalmente en 1986-1988 debido a la lucha que se produjo entre los miembros de la OPEC por los derechos de cuota, que indujo a muchos de ellos a inflar arbitrariamente sus reservas declaradas. Más tarde (en 2007) Sadad al-Husseini, antiguo vice-presidente ejecutivo de exploración y producción de la petrolera Saudi Aramco, en una conferencia en Londres reconoció que las reservas habían sido infladas en 300 Gb (giga barriles) debido a razones políticas. Además, tras el 2000 la curva sube verticalmente de nuevo debido a la reclasificación de los petróleos “extra-heavy”, que no eran considerados petróleos anteriormente sino “bitumen”. Todo esto hace que los datos oficiales mostrados en la línea roja carezcan del rigor necesario para ser usados científicamente, dado que han sido preparados para crear confianza en las reservas declaradas por los países, y para convencer a los inversores de que la producción no se interrumpirá en los próximos años, y no para ser usados por ingenieros o científicos.
Otra figura relevante del estudio citado es la siguiente, donde es aparente la falta de correlación entre tasa de descubrimientos y precio:
La tasa de descubrimiento debe por tanto depender principalmente de otros factores diferentes al precio tales como, por ejemplo, la geología.
Por otra parte, si el horizonte de explotación fuera el mismo hoy que hace 60 años, estas declaraciones de Christophe de Margerie, director ejecutivo de Total, no tendrían sentido:
“Nosotros no lo sabemos todo, pero sobre reservas de petróleo y producción sabemos mucho. Y es nuestro deber decir claramente (…) que la industria es poco probable que pueda producir más de 100 millones de barriles por día, muy por debajo de los 120 millones o similar que la IEA estima que el mundo podría producir en 2030, y que hará falta para el crecimiento galopante de Asia”, y añade que 90 millones de barriles al día es “optimista” (actualmente la producción de todos los líquidos está en una meseta de 86 ±2 Mb/d desde 2005, y la producción de crudo más condensado en una meseta de 74 ±2 Mb/d). Como dice De Margerie: “lo que ocurrirá muy pronto es que el suministro de petróleo no cubrirá la demanda. Eso no significará que no haya petróleo. Hay reservas de petróleo, pero hará falta invertir muchos miles de millones para conseguirlas”.

Sin embargo, De Margerie es escéptico sobre la posibilidad de que tales inversiones se produzcan. ¿Por qué? Primero, porque el petróleo se está volviendo cada vez más difícil de extraer: “el output de los campos existentes está declinando en 5 – 6 Mb/d cada año. Esto significa que las empresas de petróleo tienen que encontrar montones de nuevos campos sólo para mantener la producción en los niveles actuales. Más aún, la clase de campos que las compañías occidentales están comenzando a desarrollar, en agua muy profunda, o de petróleo casi sólido parecido al alquitrán, son de un desafío técnico mayor”. No hay suficientes trabajadores cualificados en el mundo ni equipos especializados, piensa De Margerie, para aumentar la producción tan rápidamente como la gente espera. “Todos nosotros pensamos lo mismo” (dice refiriéndose a otros CEO’s del petróleo) “es sólo un tema de si lo decimos”.
Una consecuencia de este creciente coste de extracción es que la producción de petróleo se ha vuelto inelástica después de 2005 a pesar de los altibajos en su precio, que ha fluctuado entre 40 $/b y 138 $/b sin producir una variación visible en la producción (Murray y King 2012), lo cual lleva a estos autores a identificar un techo de unos 75 Mb/d para la producción de crudo (véase la figura siguiente, que también comentó Antonio Turiel en su anterior post).  
En estas condiciones, resulta poco atractivo invertir en extracción petrolífera.
¿Y cuál es la razón última de esta inelasticidad de la producción? Una hipótesis plausible es considerar que la estimación de Laherrère de una URR de unos 3000 Gb de petróleo (poco más del doble de lo ya consumido) es esencialmente correcta y que este valor estimado no se incrementará mucho más en el futuro, debido a la insuficiencia de inversiones, el coste creciente de extraer el petróleo que queda (profundidades y presiones más altas, mayor densidad y viscosidad, petróleos de inferior calidad) y la retroalimentación mutua entre estas dos variables. Y esta es una aproximación muy verosímil que concuerda con los datos observados en los últimos años. En mi opinión, los modelos basados en un horizonte móvil de explotación en función del precio son útiles en situaciones con infinitos recursos que explotar, cuando la respuesta al precio es elástica, pero los modelos de tipo Hubbert, basados en la URR, son mejores para modelar el comportamiento a largo plazo cuando la respuesta al precio se vuelve inelástica.

En conclusión, la situación de los recursos minerales y energéticos es muy preocupante. Conviene estudiarla bajando a la arena de la producción industrial, la técnica y las ciencias duras, y no enarbolando recetas económicas abstractas que valieron (parcialmente) para otras épocas. El optimismo del post de Juan de Ortega me parece infundado, pues se basa en gran parte en esta clase de formulaciones, procedentes de economistas y científicos sociales que no conocen los detalles técnicos de los procesos concretos que están operando ni qué parámetros de estos procesos han cambiado en las últimas décadas. Vivimos en un mundo en el que los recursos han dejado de ser inagotables, y algunos prefieren ignorarlo refugiándose en la fe (en el Progreso y la Tecnología abstractos) en lugar de estudiar las tendencias que tienen los procesos tecnológicos y ecológicos reales. Y la situación que vivimos y vivirán nuestros descendientes no está para frivolidades de este tipo.

En un artículo ya publicado (García-Olivares y Ballabrera 2014 5), resumido en el post  http://crashoil.blogspot.com.es/2014/03/como-sera-la-economia-tras-el-cenit-de.html y en http://crashoil.blogspot.com.es/2014/03/mas-alla-del-capitalismo.html , discutimos qué repercusiones puede tener el declive de los combustibles fósiles, unido a las limitaciones minerales y a la erosión del “capital natural” sobre las tasas de crecimiento económico. Y nuestra conclusión fue que las tasas de crecimiento pueden verse forzadas a declinar durante este siglo debido a las múltiples crisis superpuestas, y que lo mejor que podríamos hacer es empezar ya a pensar seriamente en construir un sistema económico estacionario, en equilibrio con los recursos, y capaz de generar prosperidad incluso sin crecimiento. Tal debate es urgente, y resultaría mucho más productivo que continuar afirmando que los recursos y el crecimiento serán eternos, cuando las condiciones que hicieron posible este crecimiento exponencial continuado no están ya presentes.

Citas
Laherrère, J. 2007. Uncertainty of data and forecasts for fossil fuels, University of Castilla-La Mancha,  http://energycrisis.com/laherrere/Castilla200704.pdf
2 Walt, V., 2010. Christophe de Margerie: Big Oil’s Straight Talker. Time Magazine, January 22. Available at: http://www.time.com/time/specials/packages/article/0,28804,1954176_1954175_1954172,00.html
3 http://www.economist.com/node/10496503
4 Murray, J., D. King, 2012. Oil’s tipping point has passed. Nature 481, 433-435
5A. García-Olivares & J. Ballabrera, 2014. Energy and minerals peak and a future steady state economy. Technological Forecasting and Social Change . http://dx.doi.org/10.1016/j.techfore.2014.02.013