jueves, 29 de julio de 2010

El pico del gas



Queridos lectores,
La gráfica que ven arriba es un análisis ya un tanto antiguo (2005) publicado por ASPO (Association for the Study of Peak Oil) en el que se estudia el pico de la energía suministrada por el petróleo y el gas conjuntamente. Como verán, hace cinco años se estimaba que el pico conjunto de ambos combustibles se producirá hacia el 2012. Esto cuadra bastante bien con la previsión que Roger Bentley, del Oil Depletion Center, hizo en 2002 estimando que el pico de la producción de gas (tomado individualmente)
se producirá hacia el año 2020 (ésta es la fecha que suelo dar en mis charlas). No voy a entrar en el análisis pormenorizado de estos estudios, valorando sus pros y sus contras; admito un cierto margen de confianza en las personas que los han realizado, geólogos con años de experiencia que para elaborarlos se han basado en datos de diversas agencias (IEA, EIA, BP review,...). Sin embargo, hay dos hechos que creo que merecen ser discutidos en mayor relieve en este post. Uno de ellos es cuándo cabe esperar dificultades de suministro de gas en el caso de Europa, y el otro es cuál es el papel de las nuevas fuentes de gas no convencional (gas de pizarra) que se están explotando en los EE.UU.

A diferencia del petróleo, el gas es más complicado de transportar a grandes distancias. La forma preferible de transporte es a través de gasoductos. Alternativamente, y si no queda más remedio, se puede licuar en plantas especiales (con considerables riesgos y consiguiente oposición de la población local), ser transportado por mar en contenedores especiales y regasificado en plantas no menos exentas de riesgos. Esta segunda opción implica un gran consumo de capital y energía, y existen pocas plantas así en el mundo (la primera gran planta rusa de licuefación se espera que esté operativa en los próximos años). Por todo ello, el gas tiene a ser consumido localmente o, en todo caso, dentro del radio de acción de los gasoductos. Eso conlleva a que las estrategias que están siguiendo EE.UU. y Europa con respecto a este combustible estén bastante desconectadas: Europa mira principalmente hacia el Este (España más bien hacia el Sur, hacia Argelia), mientras que EE.UU. ha redescubierto sus yacimientos de gas de pizarra.

La situación para Europa no parece muy halagüeña. Como muestra un reciente informe del alemán Energy Watch Group, "Natural gas reserves: a false hope" ("Reservas de gas natural: una falsa esperanza"), es de esperar que a más tardar en 2015 Europa tendrá graves problemas de suministro de gas. Por un lado, la producción propia está ya en declive excepto en Noruega, y a pesar de que el Ministerio Noruego de Energía intentó primero ocultar la realidad y luego se vio obligado a reconocerla, la producción noruega entrará en declive hacia 2015. Por otro lado, la gran reserva rusa parece que no es tal; a pesar de los esfuerzos prospectivos la producción de gas rusa declina, las empresas rusas buscan otros sectores no relacionados donde invertir (análogamente a lo que pasa con las compañías petroleras, situación ya analizada en este blog) y Rusia se ve obligada a importar de otras repúblicas ex-soviéticas para asegurar sus compromisos con Europa (lo que según los analistas estaría detrás de sus recurrentes problemas con Ucrania y últimamente con Bielorusia). Los gigantescos proyectos de gasoductos que llevarían gas de Rusia hacia Centro-europa son, además, insuficientes para atender el crecimiento de la demanda prevista (ver gráfico a continuación).


La situación es, por tanto, peliaguda para Europa: antes de 2015 se esperan los primeros problemas de suministro de gas.

En la otra orilla del Atlántico tenemos a EE.UU. y sus yacimientos de pizarra, como comentamos en la introducción de este post. En el caso de EE.UU., no tiene muchas opciones, aislado como está de los grandes productores de gas, con la excepción de Canadá. Degracidamente, Canadá lo necesita en grandes cantidades para convertir sus arenas bituminosas en algo parecido a petróleo (con gran daño político y ambiental y creciente contestación social) que luego exporta, también, a sus vecinos del sur. Los EE.UU., por tanto, no ha tenido mejor opción que intentar aprovechar ese gas de escasa concentración y presión que se encuentra en ciertas formaciones de pizarra.
Curiosamente, Europa posee yacimientos de gas de pizarra considerables, pero por el momento no considera seriamente explotar esta opción - por algún motivo.

En realidad, es fácil entender el desdén (actual) de los europeos a esta opción: extraer el gas de pizarra implica hacer un uso extensivo de la técnica denominada "hidrofractura" (hydrofracking), consistente en inyectar en el subsuelo grandes cantidades de vapor de agua y sustancias químicas que rompen las láminas de pizarra y favorecen el afloramiento del gas... con consecuencias de lo más indeseadas para la capa freáticay las comunidades locales. Josh Fox es un periodista que vive en una comunidad asediada por las compañías dedicadas a la explotación del gas de pizarra y que ha visto cómo, a pesar de las múltiples promesas sobre lo seguro del método que estas empresas reiteran, se reproducen los casos de aguas envenenadas o de gente a la que les explota o se les incendia el grifo cuando lo abren para sacar agua. Finalmente, se decidió a rodar el documental Gasland, en el que describe esta barbarie. Sin embargo, los pingües beneficios de esta actividad y lo colosales de las reservas estimadas de gas de pizarra en los EE.UU. han dado alas a estas compañías, y esperanzas tanto a la Agencia Internacional de la Energía (la cuarta parte de su último World Energy Outlook estaba dedicado al gas de pizarra estadounidense) como al propio Gobierno de los EE.UU... aunque quizá no había para tanto. En su blog Decline of the Empire, Dave Cohen analiza la seriedad de las estimaciones sobre reservas finalmente recuperables de gas, encontrando resultados curiosos. Por un lado, el gas, al contrario que el petróleo, ve declinar su producción desde el mismo día que se abre el pozo y, según parece, en el caso del gas de pizarra sus tasas de declive tempranas (hasta 18 meses) son bastante diferentes de las posteriores. Se ve que algunas compañías están dando estimaciones falsas de la productividad de sus pozos y las reservas recuperables para mejorar su cotización bursátil, y esto está llevando a una sistemática sobrevaloración de las reservas de gas, hasta por un factor 4 o más. Por otro lado, las cifras de la Energy Information Administration, que depende del Departamento de la Energía de los EE.UU., está dando cifras ridículamente altas sobre el supuesto aumento súbito de la producción de gas natural en los EE.UU., produciéndose un injustificable desfase entre producción y demanda+almacenamiento de más del 10% y subiendo. Todo lo cual hace pensar que, una vez más, hay cierta desesperación por dar buenas noticias donde no las hay. Cuando en realidad, y de acuerdo con el informe del Energy Watch Group citado más arriba, incluso si uno decide dar por buenas las estimaciones de producción de gas no convencional (gas de pizarra) el pico del gas mundial se producirá en 2020... Yo apostaría que se va a producir antes, ¿y ustedes?

Salu2,

AMT

martes, 20 de julio de 2010

Vientos de transición

Queridos lectores,

Al lector habitual de El País le puede haber pasado desapercibida esta noticia: el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, anuncia el impulso de lo que el llama "la Gran Sociedad", o "Big society" (ver noticia)

Como se puede ver, el redactor de El País recela la idea, pensando que se trata simplemente de una manera encubierta de proceder a la privatización y al desmantelamiento de ciertos servicios básicos. Ésa es, efectivamente, la idea, pero no porque responda a una agenda muy de derechas; aquí encontrarán otra visión del mismo asunto, pero desde la perspectiva del Peak Oil. Cameron, como el resto de los líderes británicos, ha recibido una información detallada de la inminencia del shock petrolero (según el informe de la aseguradora Lloyd's, que ya comentamos aquí, llegará antes de 2012) y sabe que no hay escapatoria. Una cosa que El País no destaca, y que a mi modo de ver es la más relevante, es que uno de los objetivos de la Big Society es que las comunidades se provean de sus necesidades localmente, incluyendo los alimentos, y esto acerca enormemente esta iniciativa al Movimiento de Transición (Transition Network). Por tanto, lo que está haciendo Cameron es intentar impulsar desde arriba el Movimiento de Transición. No es una casualidad: hace tan sólo cinco meses el Ministerio de Energía británico mantuvo una reunión con un sector de la industria concienciado con la gravedad del Oil Crash inminente (el Industry Taskforce for Peak Oil and Energy Security, ITPOES, del que ya hemos comentado largamente aquí), y aparte de los representantes de la industria hubo dos invitados especiales: dos representantes de Transition Network (tenemos la descripción de uno de ellos del encuentro).


La transición es, para el Reino Unido, una pura necesidad: este invierno los suministros de gas al Reino Unido sufrieron numerosas interrupciones y, como demostró la nube de ceniza que oscureció sus cielos durante semanas, el país es extremadamente vulnerable a las interrupciones del comercio aéreo, incluso en lo referente al suministro de alimentos. En suma, Cameron quiere preparar a su país para vivir con menos, con mucho menos, basándose en la comunidad. En cierto sentido, es una apelación a la comunidad y al espíritu de lucha británico, similar al que evocó Churchill durante el bloqueo del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial.

La pregunta del millón es qué estamos haciendo en España, que probablemente es igual o más frágil que UK.

Salu2,

AMT

P. Data: Durante las próxima dos semanas mi presencia en el blog será esporádica, pero posiblemente intente hacer anotaciones breves y menos prolijamente documentadas, al estilo de ésta.

miércoles, 14 de julio de 2010

La verdadera pregunta



Queridos lectores,

Alguno de Vds. quizá haya llegado a través de la web de la Televisión Española (rtve.es). Aprovechando que hoy comienza el Debate de Política General (que en España llamamos "Debate sobre el estado de la nación"), RTVE ha querido saber la opinión de cinco ciudadanos que planteen cinco cuestiones que generalmente no se discuten en este debate, y yo he sido uno de esos cinco elegidos. En mi cuestión el redactor ha sido muy amable, realmente, de poner un enlace a esta página. Así que quería aprovechar para precisar algunas cosas que en el contexto de la nota elaborada por RTVE han podido quedar un poco difuminadas, si no equivocadas (e.g. yo no creo que el petróleo se vaya a acabar en dos años, si no que en un par de años podríamos llegar al cénit o máximo de producción, el Peak Oil).

En cooperación con el Oil Crash Observatory (OCO), y a pesar del poco tiempo que tuvimos para discutir la cuestión, elaboramos un texto para delimitar de manera precisa la cuestión (y evitar que los líderes políticos puedan escabullirse usando algunos lugares comunes). Para que aquellos lectores que vengan de RTVE.es tengan una idea más clara de lo que decimos, copio en lo que sigue ese texto:

Es conocido que la extracción mundial de petróleo crudo llegó a su máximo en 2005, y desde entonces está en lento pero inexorable declive. Se ha compensado en parte este declive con la síntesis de petróleo de baja calidad procedente, principalmente, de biocombustibles y de las arenas bituminosas de Canadá, pero ambas fuentes parecen estar llegando al límite de su capacidad. Nos enfrentamos, pues, al Peak Oil o cénit de producción de petróleo, momento a partir del cual habrá cada vez menos petróleo disponible para la sociedad. El problema es de una gravedad mayor si se tiene en cuenta que las otras fuentes de energía no renovables están también cerca de sus respectivos cénits (la energía extraída del carbón picó en 2000, el gas picará en 2025, el uranio en 2035, con el problema añadido del agotamiento inminente de las reservas secundarias civiles), cénits que se adelantarían si nos basásemos más en ellas. Esta escasez mundial de energía está, de acuerdo con muchos estudiosos, en el origen de la actual crisis económica mundial, agravada por el hecho de que países con mayor potencial de crecimiento (China, India,...) están aumentando rápidamente su cuota de un pastel energético cada vez más pequeño, en detrimento de la OCDE.

Durante el último año diversos países están tomando activamente cartas en el asunto. El informe Sweetnam del Departamento de Energía de los EE.UU. alertaba de un shock petrolero para 2012, y así el país emprende reformas de envergadura para hacerle frente. En el Reino Unido, las informaciones acerca del escándalo de la Agencia Internacional de la Energía (según un confidente, las previsiones se inflan para contentar a los EE.UU., que gana así tiempo para su propia adaptación a costa de los otros países de la OCDE) ocuparon la primera plana de los diarios ingleses (en España sólo La Vanguardia se ha hecho eco de la cuestión) y movieron a la industria, liderada por el grupo Virgin, a forzar encuentros con el Ministerio de Energía británico y preparar la adaptación. Fruto de los esfuerzos británicos es el libro blanco "Sustainable Energy Security", dirigido por la mayor aseguradora del mundo, la británica Lloyd's, en el que se alerta de un shock inminente "de consecuencias potencialmente catastróficas". La llegada de ese shock puede acelerarse por las dificultades de la explotación petrolífera de aguas profundas (como muestra el grave accidente de BP en el Golfo de México) ya que para 2020 el 40% el petróleo debería provenir de esas aguas profundas que, quizá, están fuera del alcance de nuestra técnica.

Y, durante este tiempo, ¿qué es lo que se ha hecho en España? Delante del mayor reto de nuestras vidas, comparable a una guerra total, las reformas que aparentemente se suceden atacan los síntomas pero no la raíz del problema. Las inversiones públicas siguen siendo dirigidas a sectores de escasa utilidad en un mundo con menor disponibilidad de recursos energéticos: el AVE, ampliaciones de autovías y aeropuertos, ayudas al sector del automóvil, etc. Se habla de coches eléctricos sin tener en cuenta que no habrá suficiente energía para moverlos ni litio para las baterías ni neodimio para los motores. Se habla de ahorro doméstico cuando el consumo de los hogares representa menos del 10% del consumo final (excluyendo los coches) y cuando se sabe que sin crecimiento del consumo de energía no hay crecimiento económico.

Delante de esta situación, nos gustaría plantear a nuestros líderes las siguientes preguntas: ¿Qué impacto piensan ustedes que vaya a tener la pronosticada reducción y encarecimiento de los recursos energéticos en la sociedad española? ¿Son las inversiones públicas realizadas en este momento las más adecuadas para preparar el país a un escenario de reducida movilidad de mercancías y personas? ¿Piensan ustedes que la sociedad española (empresarios, agricultores, ganaderos y, en definitiva, sus ciudadanos) merece ser informada de los riesgos que supone esa drástica reducción y encarecimiento de los recursos energéticos?

Gracias por su atención. Salu2,

AMT

El pico del uranio

Queridos lectores,

A resultas de un breve intercambio dialéctico en un foro asociado a una noticia publicada en elpais.com durante el fin de semana, he querido revisar cuál es el estado de la producción de uranio y de energía eléctrica de origen nuclear, de cara a cerrar algunos flancos de aquella discusión (ampliando así un post anterior). Con esto pretendo también hacer un post temático asociado a los límites del uranio, dentro de mi plan de completar un post por cada una de los cuatro recursos energéticos no renovables (petróleo, carbón, uranio y gas); el post del gas llegará en fechas que espero sean próximas.

La primera cosa a aclarar aquí es que no voy a hablar ni de los fast breeders (reactores capaces de consumir cualquier combustible nuclear y regenerar nuevo a partir de elementos como el torio) ni de fuentes alternativas de uranio, como los fosfatos o el uranio marino. En cuanto a los primeros, como explica Michael Dittmar en su informe de 2009, después de 50 años de experimentación aún no hemos llegado al nivel de hacer un reactor comercial viable; en cuanto a las segundas, aún no se ha encontrado una manera económica y energéticamente viable de explotarlas. Prefiero hablar de falsas soluciones en post aparte, para evitar mezclar las crudas y duras realidades actuales de los presuntos milagros técnicos que aún no tenemos ni idea de cómo hacer pero que nos han de salvar en un futuro de fecha indefinida. A algún lector le puede desagradar esta disociación, pero yo la veo necesaria por dos motivos: uno, para no hacer más farragosos los posts con múltiples explicaciones, en ocasiones claramente ortogonales; y dos, porque dada la situación actual, con una crisis económica estructural instalada probablemente por todo lo que le resta de vida a la sociedad industrial, es más que dudoso que se invierta aún más dinero en estas falsas soluciones. Con todo, quiero dejar constancia que estos dos temas (fast-breeders y fuentes alternativas de uranio) no son ni mucho menos recién llegados sino viejos conocidos en los que ya se han invertido ingentes cantidades de dinero y sus perspectivas no son ni de lejos tan positivas como lo que quieren vender sus proponentes. Si el lectorado lo demanda, en fechas ulteriores hablaremos de ellas.

Analicemos, pues, cuál es la situación de la producción de uranio y de la energía eléctrica de origen nuclear. Como se puede ver en las tablas históricas de Michael Dittmar, la extracción (minería) de uranio ha permanecido bastante estancada desde 2005 en unas 45.000 toneladas de uranio natural, para repuntar súbitamente el año pasado hasta las 50.000 (referencia aquí), gracias al considerable aumento de la producción de Kazajstán. Por el contrario, la producción de energía eléctrica de origen nuclear, que está en retroceso desde el año 2000, continuó está tendencia en 2009, de acuerdo con datos de la Asociación Nuclear Mundial (World Nuclear Association). No es de esperar un cambio de tendencia antes de 2011, dados los tiempos característicos de construcción y puesta en operación de nuevas centrales y la falta de proyectos en marcha hace unos años. Últimamente, sin embargo, se observa una tendencia creciente a empezar nuevos proyectos de centrales, sobre todo en China y, en menor medida, en Japón.


Cuando intentamos conectar la producción de uranio con su consumo en las centrales nucleares, los problemas comienzan a aflorar y las perspectivas de futuro se vuelven bastante inquietantes. La primera cuestión que llama la atención es que en el mundo de consumieron el año pasado unas 66.000 toneladas de uranio natural, mientras que la minería sólo aportó unas 50.000 toneladas (el 76%). Las otras 16.000 toneladas provienen, como ya hemos comentado, de las reservas secundarias, es decir, del uranio que se extrajo con anterioridad y que estaba almacenado en bocamina, en almacenes especiales o en forma de armas atómicas, una vez enriquecido. Michael Dittmar estimaba el año pasado que las reservas civiles de uranio eran inferiores a las 50.000 toneladas, con lo que a ritmos de consumo actual de las reservas secundarias se agotarían en tres años; algunos indicios apuntan a que estas reservas están ya prácticamente agotadas. Así las cosas, sólo quedan las 500.000 toneladas de reservas secundarias militares, repartidas entre la antigua Unión Soviética (270.000 toneladas) y los EE.UU. Este número de 500.000 toneladas es una estimación todavía más grosera que la de las reservas civiles (piénsese que ni unas ni otras se declaran), y que el Dr. Dittmar calcula en función de los ritmos históricos de extracción de uranio y su diferencia con el consumo registrado en las centrales nucleares. Estas reservas permitirían suplir una diferencia entre producción de uranio y consumo como la actual durante 30 años; sin embargo, no es seguro que los EE.UU. y los países de la antigua Unión Soviética pongan realmente todo ese stock en el mercado libre; razonablemente podemos contar que pondrán como mucho la mitad, es decir, el suministro faltante de otros 15 años. Cabe comentar aquí que desde 1994 Rusia está exportando uranio proveniente del desmantelamiento de sus misiles a los EE.UU. para ser consumido en las centrales nucleares americanas, hasta el punto de que en la actualidad el 50% de la energía eléctrica de origen nuclear estadounidense proviene de esa fuente. El actual contrato de suministro expira en 2013 y los rusos ya han anunciado que no tienen intención de continuarlo. Entre tanto, parece que los americanos están poniendo cierta cantidad de uranio proveniente del desmantelamiento de sus propios misiles en el mercado (conviene recordar que la extracción de uranio en los EE.UU. es hoy en día completamente marginal, de unas 1.200 toneladas (18 veces menos que su valor máximo, 20.000 toneladas en 1980). Es importante notar aquí que el espectacular aumento de la producción de uranio natural de Kazajstán es bastante sorprendente, puesto que seguramente si sus minas eran tan productivas ya estaban en explotación cuando la república formaba parte de la URSS. Entra dentro de lo posible que Kazajstán, un país que no es precisamente un modelo de transparencia, esté "produciendo" uranio natural que tiene un origen militar, con lo que una parte de su producción correría en detrimento de ciertas armas nucleares desmanteladas, y sus reservas podrían agotarse antes de lo previsto.



En el gráfico aquí a la izquierda se muestra como una curva sólida coloreada la evolución pasada y prevista de la extracción de uranio, extraída (página 5) del informe "Uranium resources and nuclear energy" (informe UR&NE en lo que sigue), del Energy Watch Group, un grupo de científicos alemanes que buscan dar soluciones a la crisis energética. El informe es de 2006, pero por el momento sus previsiones se están mostrando bastante fiables. En el gráfico se identifica un pico primario que tuvo lugar en la parte histórica del gráfico (antes de 2006), hacia el año 1980, con una producción de unas 70.000 toneladas de uranio natural. Yendo a la evolución prevista de la extracción de uranio, el gráfico muestra que, según la fiabilidad que uno le dé a las diferentes categorías de reservas de uranio (con diferentes colores; comentaremos más tarde estas categorías) el pico de producción se puede dar tanto en 2015, en 2025 o en 2040. En el mismo gráfico se representa también la evolución pasada y prevista del consumo de uranio, como una línea negra sólida que a partir del año 2006 se descompone en tres líneas, según los tres escenarios de referencia de la Agencia Internacional de la Energía: mantenimiento de una capacidad constante (línea horizontal de trazos largos); escenario de referencia, con un crecimiento de la demanda moderado (línea continua de pendiente moderada) y escenario de políticas agresivas para combatir el cambio climático (línea punteada con pendiente empinada). La primera cosa que llama la antención de este gráfico es que hasta 1990 la extracción estaba muy por encima de la demanda, en tanto que desde 1990 la demanda está muy por encima de la extracción. Este hecho no es tan sorprendente, ya que desde la introducción del programa "Megatons to megawatts" se está desviando uranio militar ruso para su uso en centrales nucleares, disminuyendo la posibilidad de una proliferación nuclear incontrolada por culpa de la caída de la URSS. Vemos, una vez más, el fuerte impacto económico de la descomposición de la URSS, ya que su desintegración detuvo la loca carrera armamentística que había llevado a una extracción acelerada del uranio, y por razón de la necesidad del control de armamentos hundió el precio del uranio y condenó al cierre de muchas minas hasta entonces económicamente viables, perdiéndose así infraestructura de extracción. En los últimos años se observa una tendencia a la recuperación de la minería de uranio ya que la resituación estratégica de Rusia ha disminuido el flujo de su uranio militar, como ya hemos comentado. Llama la atención, no obstante, que a pesar del aumento extractivo previsto el déficit de uranio extraído no podrá ser compensado hasta el año 2020 aproximadamente en el escenario de estancamiento de la demanda, hasta el año 2025 en el caso del escenario de referencia y nunca en el caso de las políticas agresivas contra el cambio climático. Dependiendo de cuánto haya aumentado la producción de uranio y de la cantidad de uranio que los EE.UU. y la ex-URSS ponga en el mercado, se pueden producir problemas de escasez de uranio en cualquier momento de los próximos 15 años, antes de que el declive que a más tardar comenzaría en 2040 fuerce esa escasez. El punto más preocupante es que hay indicios fundados de que algunas de las categorías de uranio recogidas en el gráfico, que ahora comentaremos, sean parcialmente o totalmente especulativas.

Como comenta el informe UR&NE, la abundancia de uranio de una mena explotable ha de tener una mínima concentración para que compense extraerlo en frente a la energía que cuesta extraer de la roca el uranio y la energía que se consume para gestionar los residuos después de usados en la central (calculados éstos últimos según el estándar de la industria de 60 años, lo cual es una broma si se tiene en cuenta que son peligrosos durante cientos de miles de años, lo cual puede llevar a problemas agravados ya comentados aquí). Según la dureza de la roca, la concentración mínima energéticamente viable está entre 0.01 y 0.02% de óxido de uranio en la roca (es decir, se han de triturar 10 toneladas de roca para recuperar entre uno y dos kilos de óxido de uranio; después se ha de purificar y enriquecer). En realidad, la distribución de los yacimientos de uranio hace que la mayoría de las reservas de uranio de sitúen en la franja de las concentraciones más pequeñas (como muestra la gráfica que sigue, extraída del UR&NE, página 10).



Las tres categorías de uranio que se comentaban más arriba y que conducían a tres posibles picos de extracción de uranio responden a criterios probabilísticos y económicos. Las dos primeras son lo que se conocen como Recursos Razonablemente Asegurados (Reasonably Assured Resources, RAR), que, como su nombre indica, son reservas sobre las cuales se tiene cierta seguridad en su existencia en el depósito geológico (normalmente, porque la explotación de las mismas ya ha comenzado y se sabe que hay uranio y se tiene cierta idea de cuánto hay). La diferencia entre los dos tipos de RAR es el coste o precio de la extracción: hasta 40$ por kilogramo y hasta 130 $ por kilogramo (el segundo tipo incluye el primero, obviamente). El tercer tipo de reserva de uranio es el que se conoce como Recurso Inferido (Inferred Resource, IR), el cual es de naturaleza especulativa. Aunque la división en tipos de recurso es más detallada que esta versión simplificada, para los efectos de esta discusión con estas tres grandes categorías tenemos bastante. Esencialmente, la única categoría que tiene cierta fiabilidad es el primer tipo de RAR, que corresponde grosso modo con el concepto de reserva probada en el caso del petróleo. El segundo tipo de RAR incluye el primero y además el uranio cuyo coste de extracción supera los 40$. Aunque el criterio de separación es económico y no energético, es fácil suponer que el mayor coste corresponde a la menor concentración de la mena; eventualmente, una parte de estas menas acaban siendo no explotables por el excesivo coste energético de su extracción. En cuanto a los IR, simplemente decir que a los problemas de escasez de concentración añaden la dificultad en saber si el recurso está realmente ahí o no.

La historia demuestra que los datos sobre las reservas de uranio (RAR de los dos tipos e IR) suelen estar muy sobreestimados, como veremos en los dos ejemplos que discutiremos a continuación.



La primera gráfica representa la producción acumulada de uranio en Francia a lo largo de los años (curva rellena de color marrón). Como es lógico esta curva siempre crece hasta llegar a su máximo, donde se estanca (cuando ya no se extrae más uranio). Las barras de colores superpuestas representan las estimaciones que se iban haciendo sobre cuánto uranio había (contando el ya extraído). Teóricamente, la altura de estas barras debería ser constante, e igual a la máxima altura a la que puede llegar la curva marrón, pero como vemos no es así, sino que al principio estaban altísimas. Justamente en el momento en que la producción llegó a su cénit (máxima derivada de la curva de producción acumulada, es decir, la máxima pendiente de esta curva marrón que vemos), hacia el año 1990, se produce una revisión a la baja de cuánto se podrá extraer, forzados por la realidad de lo que producían las minas. Seguramente, se sobreestimó la cantidad extraíble al subestimar los costes de extracción. Significativamente, poco antes del año 2000 se produce una nueva re-estimación y la barra roja ya coincide con lo que finalmente se ha extraído en Francia (Francia ya no produce uranio).

La segunda de estas gráficas corresponde a la producción de los EE.UU. y su contenido se interpreta de la misma manera. Al igual que con Francia, al llegar a su cénit de producción (hacia 1980) las reservas se revisan drásticamente a la baja. Otra característica preocupante de estas curvas es que después del cenit la producción cae rápidamente, lo que se manifiesta por lo poco que sube la curva marrón después de llegada la máxima pendiente (los que se pierdan con estas nociones de cálculo diferencial pueden encontrar las curvas de producción en el informe UR≠ no las cargo aquí para no hacer más sobrecargado este post).

La conclusión es por tanto que las reservas están probablemente antes sobrevaloradas que infravaloradas, y que la curva de producción puede sensiblemente decaer más rápido de lo esperado. Todo ello hace más verosímil el escenario de un pico del uranio en 2015 que en 2040. Sólo tiempo dirá cuál es la situación real. Lo que sí que parece claro es que un despliegue de la energía nuclear a gran escala es inviable, ya que incluso en el mejor escenario (pico en 2040) la falta de reservas secundarias hace inviable un gran crecimiento del parque de centrales nucleares. A lo más que podemos aspirar es a más o menos mantener lo que hay, y rezar para que el pico del uranio sea en 2040 y no en 2015.

Para concluir este post tan largo, quiero añadir un par de comentarios.

  • En la discusión en elpais.com alguien citó las enormes reservas que tiene España, que presuntamente no se explotan por mala conciencia política. En el informe UR&NE se dan las reservas actuales de España (página 28): 7.400 toneladas de RAR por encima de 40$/Kg y 6.400 toneladas de los peores IR. España ha producido a lo largo de su historia 6.100 toneladas y ahora no produce nada de uranio. Probablemente sus reservas son sólo marginalmente explotables.
  • Un tema recurrente, que también surgió en la discusión, fue la cuestión de que el uranio repercute muy poco en el precio final de la energía eléctrica que con él se genera, y que aunque el precio del uranio suba mucho más aún sería muy rentable. Este argumento parece asumir que sacar más uranio es cuestión de dinero. No lo es; al final, el gran limitante es el rendimiento termodinámico o EROEI. De hecho, el rendimiento económico acaba siendo tributario del energético y no al revés, como ya discutiremos algún día. Por otro lado, la presunta rentabilidad de un uranio mucho más caro parece cuestionable: en 2007 el uranio hizo su propio pico de precios, al estilo del que hizo el petróleo en 2008. Por supuesto que el pico se ha explicado en términos de factores coyunturales, pero no deja de ser significativa su proximidad temporal con el pico de precios del petróleo, y el hecho de que la producción de energía eléctrica de origen nuclear continúe cayendo (no se ha de olvidar que para extraer uranio, sobre todo en minas en lugares remotos, se consumen ingentes cantidades de petróleo).
  • Y, bueno, en la discusión siempre surgen los abogados de los fast breeders y de la fusión nuclear, que lo resolverán todo. Ante eso, insistir en que hace años que se experimenta con fast breeders sin conseguir el prototipo comercialmente viable; y respecto a la fusión... bueno, ya saben que siempre faltan 50 años para que llegue el primer reactor comercial de fusión.
Salu2,

AMT

P. Data: Ése de la camiseta roja soy yo. La compré hace tiempo, no tiene nada que ver con la selección de fútbol.

lunes, 5 de julio de 2010

¿Habrá algún día un reactor comercial de fusión nuclear?




Queridos lectores,

Durante bastante tiempo he dudado sobre escribir este post. Se trata de un tema polémico, porque al final implica atacar de alguna manera el trabajo de ciertos colegas sin ser yo especialista en la cuestión. Por tanto, me voy a limitar a hacerme eco de dos noticias publicadas al respecto (básicamente, traduciré algunos extractos escogidos). Una es una noticia aparecida en BBC News sobre la situación actual del ITER (¿recuerdan? ese reactor experimental de fusión internacional por el que dentro de la UE competían España y Francia, y que al final Francia ganó para la localidad gala de Cadarache -que fue la sede finalmente escogida a nivel internacional-, quedando para España la sede del consejo político de la UE para el ITER, el "Fusion for Energy"). Pues bien, algunas voces críticas empiezan a decir que quizá este proyecto no tiene sentido.

Para leer el original de la primera de las noticias en BBC News pinche aquí. A continuación, la traducción de algunos párrafos escogidos.

Ciertos e-mails filtrados a BBC News revelan que los costes de construcción para el proyecto experimental de fusión conocido como ITER se han más que doblado.

Algunos científicos creen incluso que las barreras técnicas para conseguir la fusión se han vuelto más difíciles de superar [de lo esperado] y que el desarrollo de la fusión como como una fuente comercial de energía está todavía a más de 100 años vista.

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El profesor Sebastien Balibar es un director de investigación del laboratorio nacional de investigación de París. Dice que si los costes crecientes del ITER se costean recortando otros programas científicos sería un desastre para la ciencia.

"Si el ITER se construye con dinero que salga de la energía o el petróleo, está bien, espero que funcione y espero que dentro de 100 años sepamos cómo controlar un reactor de fusión. Pero si el dinero se toma del soporte público a la investigación en Física o Biología me enfadaría bastante", dice el profesor Balibar.

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El profesor del Massachussets Institute of Technology (MIT) Bruno Coppi ha trabajo en investigación sobre fusión en Italia y los EE.UU. durante décadas. Cree que el ITER es el experimento equivocado; es demasiado caro, llevará demasiado tiempo y puedo no conducir a la fusión. Dice que deberíamos considerar otras opciones.

"El tiempo apremia, la situación del clima empeora. Creo que deberíamos ir hacia un tipo más rápido de experimentos. El ITER debería admitir sus limitaciones y dará una contribución limitada a la fusión, pero para llegar a la ignición se debería ir por un camino diferente", dice.

Otro barrera enorme es como contener gases que son 10 veces más calientes que el Sol. Los materiales que se requieren simplemente no se han inventados aún.

El profesor Balibar lo explica: "La barrera más difícil es el problema de los materiales. Hace algún tiempo declaré que la fusión es como intentar meter el Sol en una caja - pero no sabemos cómo hacer esa caja."

"Las paredes de la caja, que tienen que ser a prueba de fugas, son bombardeas por neutrones [con tal energía e intensidad] que harían hervir el acero inoxidable. Algunos dicen que sólo es cuestión de inventar un acero inoxidable que sea poroso como para dejar pasar esas partículas; personalmente yo habría empezado por inventar ese material."

En la Provenza, los científicos que trabajan en el ITER dicen que tienen fe en que el proyecto llevará al camino más eficaz hacia la fusión.

El Dr. Norbert Holtkamp es el hombre encargado de construir la máquina.

"El ITER es un paso que demostrará si la fusión es viable. Pero si es fácil o no depende del coste de la energía en ese momento respecto al del petróleo, pero ciertamente el ITER tiene ese potencial."

El Dr. Holtkamp reconoce que el ITER es un experimento científico - y como tal tiene la posibilidad del fracaso.

"Cualquier proyecto puede fracasar, especialmente si es el único o el primero de su especial. Sería irresponsable para cualquier científico o gestor de proyectos decir que en ciencia un proyecto no puede fracasar."

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El profesor Balibar dice que el resultado final de los costes disparados y los crecientes desafíos técnicos será una nueva ralentización del camino a la fusión.

"La consecuencia de todas estas dificultades es que no será mañana cuando tendremos éxito con la fusión. Pero el problema de la energía y el problema del clima son urgentes", dice.

"El calentamiento global es ahora - necesitamos encontrar una solución inmediatamente, no podemos esperar 100 años. La solución a los problemas del clima y la energía no es el ITER, no es la fusión."

Aunque la fusión ofrece una esperanza a largo plazo para asegurar los suministros de energía, el clima cambiante y la necesidad apremiante para tener una energía más verde aseguran que las renovables conseguirán un apoyo político mayor en el corto y medio plazo.

En última instancia la fusión puede ser el tipo de sueño tecnológico que es demasiado difícil de convertir en realidad. Y el ITER, en una preciosa localidad del sur de Francia, puede ser el cementerio de una idea buena pero imposible.

La segunda de la referencias de hoy es para los que estén más inclinados a los detalles técnicos. Está en la cuarta parte del ahora famoso "Informe Dittmar", publicado en The Oil Drum el año pasado. Es muy largo y es muy técnico, así que no voy a traducirlo ni siquiera por párrafos; quien tenga interés puede encontrarlo aquí (atención, en el texto se habla tanto de los Breeding reactors, o reactores de fisión que regeneran combustible nuclear a base de reacciones convenientes que transmutan otras especies como el torio, como de los reactores de fusión tipo ITER; busquen la parte que les interese). Las conclusiones básicas de este artículo son:

  • La única reacción de fusión nuclear que podría ser viable en la práctica es la del tritio con el deuterio (que son dos isótopos del hidrógeno). Esta reacción da mucha energía y un gran flujo de neutrones que deben ser absorbidos y/o reutilizados de algún modo.
  • El tritio es escasísimo: sólo hay unos pocos litros en todo el planeta Tierra. Su vida media es de 12,3 años, con lo cual tiende a desaparecer bastante rápidamente.
  • Por tanto, la reacción de fusión debe regenerar el tritio de alguna manera. Esto se consigue haciendo impactar los neutrones resultantes de la reacción sobre una capa de litio, que se descompone bajo la acción del neutrón colisionante en helio y tritio. Regenerar tritio es fundamental no sólo para mantener el reactor en operación, sino también para generar más combustible para otros reactores.
  • No se conoce ningún material capaz de envolver la reacción de fusión y no ser destruido bajo el intenso haz de neutrones (en línea de lo que se comenta en la noticia anterior).
  • Se deberían aprovechar todos los neutrones para transmutar el litio en tritio para reemplazar el tritio gastado. Esto es imposible incluso en teoría.
  • El litio y el tritio (que químicamente es hidrógeno) son muy reactivos y reaccionarán entre ellos, haciendo imposible separarlos y desencadenando toda una serie de procesos de consecuencias poco agradables (la expresión "bomba H" puede ser de utilidad para entendernos aquí).
Por todo lo cual, es imposible mantener de manera continuada esta reacción, no digamos ya desplegar una flota de centrales de fusión por todo el mundo. Es por ello que el autor dice con ironía: "Siempre faltan 50 años para llegar al primer reactor comercial de fusión nuclear". A aquellos que sepan inglés y no se asusten por la física (bastante elemental, por otra parte) del artículo les recomiendo que lo lean entero, y en particular la descripción de las peripecias del Dr. Dittmar para publicar sus resultados y recabar opiniones de sus doctos colegas en el ITER.

Como ven, la cuestión es más que controvertida; hay ciertos elementos que merecen una cierta discusión y debate público, sobre todo teniendo en cuenta el abultado presupuesto del proyecto ITER y las expectativas que con él se crean en la población. A Vds. les dejo la tarea de juzgar estas consideraciones.

Salu2,

AMT

jueves, 1 de julio de 2010

Carta al Presidente del Gobierno.


Excelentísimo Sr. Presidente del Gobierno de España:

Posiblemente no se haya enterado aún, pero su señoría, el Sr. Gaspar Llamazares, Diputado en Cortes y ex-coordinador de Izquierda Unida, ha presentado hace unos días una pregunta al Gobierno con solicitud de respuesta escrita, hablándole de la inminente, si no cierta, llegada del Peak Oil o cénit de producción del petróleo. El Sr. Llamazares le pregunta sobre qué fiabilidad le merecen las proyecciones que sobre producción de petróleo hace la Agencia Internacional de la Energía (AIE), toda vez que como relató Lionel Badal en una comparecencia delante de la Comisión Europea el 17 de Mayo de 2010, existen indicios de que desde 1998 los EE.UU. presionan a la AIE para que facilite una estadísticas trampeadas que oculten el hecho de que el cénit es inminente a día de hoy, si no ha pasado ya.
Numerosas fuentes bien acreditadas confirman la inminencia del problema. Steve Chu, el actual Secretario de Estado de Energía de los EE.UU., cifraba para comienzos de esta década el inicio de los problemas cuando era director del Lawrence Berkeley National Laboratory (como se puede ver en esta presentación). Uno de más importantes analistas del Departamento de Energía de los EE.UU., Glen Sweetnam, mostraba en una presentación delante de empresarios americanos de hace un año la gráfica que sigue:



En ella se ve que la diferencia entre oferta y demanda tendría que cubrirse con proyectos de producción petrolífera desconocidos, con una diferencia entre oferta y demanda de no menos del 11% para 2015, y de un 33% para 2020. El Departamento de Defensa de los EE.UU. alertaba hace poco de un desfase semejante. En medio del marasmo actual de la exploración de aguas profundas por culpa del accidente de BP en el Golfo de México (que va camino de convertirse en la peor crisis ecológica del mundo), la realidad puede ser mucho peor: hasta un 40% del petróleo que se plantea producir para 2020 debería provenir de las aguas profundas del mar. Eso quiere decir que en una década podría faltar hasta el 64% de la demanda de petróleo, destruyendo por completo la economía. Porque, sí, sin petróleo la economía estará de rodillas. Estudiosos como el Profesor James Hamilton, de la Universidad de California San Diego, lo han puesto de manifiesto. Esta crisis tiene su origen último en el petróleo, aunque el excesivo apalancamiento y los instrumentos financieros creativos creados a partir de las hipotecas sub-prime la hayan exacerbado. Por tanto, no cabe esperar una solución con los paradigmas clásicos: sin energía no hay crecimiento económico. Digamos alto y claro: esta crisis económica ya no acabará nunca.

No conviene engañarse con utopías tecnológicas que nos podrán salvar. En este blog ya se ha discutido prolijamente la falta de fuentes de energía alternativas. Tanto el gas, como el carbón, como el uranio, tienen sus días contados; peor aún, a efectos prácticos (contando la energía que pueden proporcionar) el petróleo, el uranio y el carbón ya están estancados o en declive, y el gas les seguirá en un par de décadas, dando lugar a la Gran Escasez: la falta de todo, a la vez. Para rematar tan funesta situación, las fuentes de energía renovables necesitan décadas para ser desplegadas, y siendo optimistas nos darían la décima parte de la energía de la que disfrutamos ahora. El petróleo era una despensa de energía, acumulada durante millones de años, a partir de algas en descomposición. Esta despensa no se ha acabado, pero lo que queda son las migajas, las zonas más difíciles e inaccesibles, el petróleo de peor calidad, los subproductos. Sólo podemos aspirar a tener cada año menos petróleo, y eso suponiendo que hagamos un esfuerzo enorme en reinvertir en exploración y desarrollo (justo lo contrario de lo que está pasando).


Sr. Presidente, necesitamos un plan y necesitamos un líder. Muchos estudiosos provinientes del campo de la geología, de la física, de la ingeniería y de la sociología llevan tiempo preparando un plan, fijando un plan de ruta, un Real New Deal. Nos falta el líder. Sea Vd. ese líder. Sea valiente y dé un paso adelante, entre en la Historia.

Atentamente,

Antonio Turiel

Científico Titular del CSIC


Addendum: A día de hoy (26 de Noviembre de 2010), el Gobierno aún no ha respondido a esta pregunta, aunque tenía hasta Septiembre para hacerlo. Gaspar Llamazares ha solicitado amparo a la Presidencia del Congreso, pero creo que le ha dado comunicando...